Angustiada y deseosa

Angustiada y deseosa

Narra Camille

Después del incomodo encuentro con el jefe supremo de la empresa, me siento totalmente avergonzada. Era mi primer contacto social con alguien de este sitio, todos realmente eran unos cretinos, me juzgaban por mi forma de vestir, pero mi trabajo era impecable, lo único que me interesaba era que mi madre estuviera bien, así tuviera que venir envuelta en bolsas de basura a trabajar.

Los últimos días que hecho horas extras me he sentido perseguida, hay algo que siento que me rodea, pero no puedo saber que es—debe ser el cansancio, trabajar en exceso me esta volviendo loca, regresar tarde a casa de mi tía la desesperante me tiene en jaque, necesito solucionar mi situación pronto.

Voy caminando, por la oscuridad, el maldito autobús se ha largado y la estación del tren esta cerrada, hace frio y no tengo dinero para un taxi, lo que me faltaba después del ridículo que hice ante mi jefecito, solo faltaba que gracias a eso perdiera el empleo con el que tanto esfuerzo conseguí.

Tengo los nervios de punta, escucho los pasos de alguien que me sigue, me arropo aún mas y pongo mi bolso hacia adelante, siento un golpe en la cabeza… solo veo luces… creo que estoy perdiendo la conciencia

-Camille ¿estas bien?, Camille despierta por favor- siento como una suave mano da suaves golpes en mi mejilla, mis ojos están alucinando, es la guapura de mi jefe

- ¿Qué está haciendo aquí señor Alf? - Le digo mientras me toco la cabeza, me miro mi mano y tengo sangre

-Fue una casualidad, iba pasando en mi auto, cuando un hombre te golpeo, quise detenerlo, pero me pareció más importante ver tu estado de salud – La cara de Andy es todo un poema, se notaba preocupado, no tendría por qué, soy una simple y olvidada empleada más de su empresa.

-Muchas gracias, mier**, me han robado mi bolso, todos mis documentos están ahí, el dinero para las medicinas de mi madre, ¡ay no mi celular!, ahora como hablare con ella, maldigo para mis adentros.

-Por eso no te preocupes, ya veremos como lo solucionamos, por ahora te llevare a un hospital-Dice Andy mientras me ayuda a levantar

-No, a un hospital no, mañana es mi día libre, no quiero pasarlo en un médico, además debo solucionar mis papeles antes del lunes, ¿o como entrare a su empresa con todos los locos controles que usted le tiene señor Alf? - Lo miro con sarcasmo, él sonríe inmediato, sabia que su realidad muchas veces era graciosa, mas no divertida.

-Bueno la llevare a casa, por la entrada a la compañía no se preocupe, ahora mismo dejo la notificación de un permiso especial, por el dinero no hay problema le hare un préstamo personal- él saca su chequera y veo que pone una cifra, que ni siquiera igualaba mi salario de dos meses, abro los ojos como platos y se lo devuelvo de inmediato

- ¡No ni loca!, -muevo mi cabeza en son de negación, me abrigo aun más, y me alejo un poco de él, - usted es muy amable señor Alf, pero no tendré de donde pagar ese préstamo, no se preocupe esperare a mi día de pago.

-Es una orden, si no lo acepta cancelare su contrato de inmediato, además debo decirle, claro sin faltarle al respeto, en su closet hacen falta demasiadas prendas de vestir, es necesario que cambie su estilo, vamos la llevare a su casa.

Me subo a su lujoso auto y me quedo impresionada al ver cuantas cosas lo adornaban, me sentía tan pequeña allí asestada, que solo me fui mirando por la ventana, le daba las instrucciones al conductor, pero moría de la vergüenza, no quería que mi jefe viera mi humilde morada ¡era espantosa!

Así que le digo al conductor que pare una cuadra antes de mi casa, seguiría caminando, ya que podría pasar, ¿Qué me roben el cheque de mi jefe el mafioso?

-Señorita Camille, tu no vives aquí, Orlando, llévela por favor- Le ordena ahora su “sirviente”

Lo miro aterrada, ¿sabia donde vivía? ¿Acaso hacia eso con todos los empleados?, diez segundos después estábamos frente a mi casa, me quedo mirándolo antes de bajarme de ese auto, Andy a pesar de ser ese jefe controlador, patético y cismático, era terriblemente guapo, su ropa olía a majestuosidad, ni hablar de su barba y sus dientes, sus ojos oscuros penetraban mi mirada y simplemente por dentro estaba perdida en ellos… quien fuera la rubia de silicona para ser la poseedora de este hombre.

- ¡Bueno señorita Camille!, hemos llegado, lista en su destino, sale del auto, se apunta su chaqueta, y me tiende la mano

- Muchas gracias, señor Alf por todo, de corazón le agradezco lo que hizo hoy por mí, en cuanto reciba mi sueldo le empezare a pagar, como entenderá ni siquiera un solo salario me alcanza para cubrir tal cifra.

-Págueme cuando pueda, bueno debo irme, debo madrugar, es media noche, y tengo un control estricto con mis horas de sueño- con permiso, feliz noche Camille.

Espera a que yo entre a mi casa, desde la sala observo como se sube a su auto, es un tipo bastante raro, guapo, pero raro, por un momento me hacía dar pavor.

Salgo en puntas de pie hacia mi habitación, no quería que la loca de mi tía se diera cuenta  de que estaba entrando, o de lo contrario saldría a mi acecho, me esculcaría y me quitaría el cheque, usaría ese dinero para comprar ropa e irme de allí ese fin de semana, necesitaba mi espacio y mi paz.

Al día siguiente estoy tan feliz, a pesar de que perdí mis documentos debido al robo y tengo una jaqueca terrible por el golpe, el solo hecho de salir de esa madriguera donde estaba viviendo ahora me reconfortaba, no se trataba de que fuera un sitio feo físicamente, solo sentía una mala energía que no me dejaba surgir, mi tía vivía a toda hora peleando con su esposo, jamás limpiaba, lo hacía yo una vez a la semana y cuando llegaba nuevamente todo estaba fuera de lugar, en realidad vivíamos como unos cerdos, y eso  no  me hacía sentir orgullosa.

Me arregle como pude, ni siquiera me tome la molestia de hacer un desayuno decente, solo tome una tostada, la felicidad de salir de ese sitio hacia que mi estomago se sintiera lleno, abro la puerta y puedo sentir como el aire puro invadía mi nariz, ese fin de semana no vería a mi madre y mi hermanita, pero le daría un vuelco a mi vida, esperaba con ansias encontrar un nuevo lugar donde vivir.

- ¿Para onde crees que vas muchacha, los pisos están por limpiar? ¡le diré a tu madre lo inútil que eres! - La ronca voz de mi tía me persigue tras la puerta, mientras salía yo daba saltos, parecía una niña pequeña, llevaba mi cheque en una vieja maleta, mi único bolso decente me lo habían robado, pero aprovecharía la bondad del préstamo de Andy, igual tendría que pagarlo, así que ¿Por qué no disfrutar el dinero?

Me acerco al banco para hacer el canje del dinero, después de hacer una larga fila, por fin llego a la cajera, y como toda asesora, siempre esta de mal humor.

Recibe el cheque y  sin decirme media palabra se levanta de su silla y le pregunta alguien más detrás de ella que parecer ser su supervisor, luego de un par de muecas regresa a mí, me devuelve los papeles por la ventanilla y solo resopla

- ¡Querida, tienes todos los fondos, pero no la firma!, dile al señor Alf que te firme e inmediato haremos el desembolso- ¡SIGUIENTE!

M*****a sea mi suerte, mi jefe era un verdadero ca****, se habia burlado de mi y me hizo creer que me quería ayudar, el lunes muy temprano le botare el cheque en su bendita cara.

Ese fin de semana fue fatal, ahora estaba peor que al principio, sin un solo centavo gracias al robo, comiendo las migajas que mi tía por caridad me botaba, y durmiendo en ese frio y húmedo sofá-cama en el ático, solo deseaba regresar a mi humilde casa, estar abrazada a mi hermanita y cuidando a mi madre, las extrañaba tanto, mi vida era tan miserable, de no ser por la enfermedad de mi madre, estaría a su lado, sin importar si seguía trabajando en esa sucia cafetería, me siento sin consuelo, no hago mas que llorar, el domingo ni siquiera me ducho, solo me resigno con hambre y frio a que llegue de nuevo el maravilloso lunes.

Mientras tanto para Andy las cosas seguían en la misma rutina, este domingo tenia un importante evento social, donde se presentaría oficialmente su compromiso con Keyra Jones, al sellar su relación sabrían que todos los beneficios serian en partida doble, dos familias de la alta sociedad se juntarían para crear el mas grande emporio de exportaciones del país, la conveniencia mutua solo dejaba ver la falsa realidad de la gente con dinero.

-Andy ¿pero porque traes esa cara de funeral hoy querido?, al menos disimula- Keyra le suscita al oído a su prometido, quien hace malos gestos al ver como todas las cámaras de los paparazis los persiguen.

- ¿Era necesario todo este espectáculo? ¿No podíamos simplemente hacer un compromiso normal, como todo el mundo?, una pequeña fiesta, pocos invitados, una deliciosa cena familiar, todo debe ser vaho y lleno de excentricidades- Andy le reclama a su prometida, detesta las funciones en público, le gusta ser mas reservado

- ¡Claro que es necesario querido! ¿Cómo crees que haremos publicidad a la fusión de nuestras empresas? - Le dice Keyra mientras aprieta sus dientes

-Yo suponía que con una buena gestión empresarial mi amorcito, no con una banda de babosos amarillitas- Sonríe hipócritamente ante la cámara que ahora los captura

- ¡Agh! Que cuadriculado eres querido, de no ser porque mi padre te escogió como mi esposo, jamás me hubiera figado en ti.

-Yo no te dije que firmaras aquellos documentos, con los que llena de avaricia, aseguraste unos buenos millones en el banco preciosa- Andy sigue sonriendo hipócritamente ante las cámaras, ahora solo quiere largarse de ese centro de eventos, debe llegar a la rutina con sus perros y se hace tarde, van pasadas las cinco… el tiempo perdido allí en ese ostentoso salón no valían la pena.

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