Miré a Sam por lo que pareció demasiado tiempo; después simplemente me dejé caer en la banca más cercana mientras presionaba con fuerza la taza de café a medio beber, el líquido caliente se derramó por mis manos, pero solo pude sentir la cálida sensación que dejó mientras caía al suelo.
Sam se sentó a mi lado, su silencio se hizo más pesado a medida que los minutos pasaban. Mi cuerpo temblaba pero ya no era por el aire frío que comenzaba a colarse por entre las capas de ropa que llevaba puesta, sino porque tenía miedo de verdad. Probablemente Sam lo tomara bien y me dijera que era un completo estúpido una vez más o simplemente comenzaría a odiarme y sinceramente aun no estana preparado para ser rechazado, no por él, no por mis padres… Por nadie. —¿Sam? — podía sentir el nud