No soy tuya, ¡Pero ámame, jefe!
No soy tuya, ¡Pero ámame, jefe!
Por: SowAlexis
El encuentro.

Narra Taylor:

Llevo dos años viviendo sola en la ciudad de Nueva York, ha sido un progreso difícil para mí debido a que perdí a mis dos padres en un incendio provocado en mi propio hogar. Si, provocado porque no creo que haya sido un accidente, culpó a mi hermanastro debido a que se encontraba con muchas deudas y necesitaba el dinero que iba a heredar de mi padre para poder sobrevivir.

Siempre he pensado que tenía otra alternativa diferente, no podré perdonarlo por lo que hizo y lastimosamente no tengo forma de demostrar su culpabilidad. Mi madre era mi mejor amiga, tenía la ilusión de verlos juntos el día de mi graduación que fue una semana después de su muerte.

*Flash black*

— Estamos orgullosos de presentar a nuestras recién graduadas… — Escuché que hablaban sin prestar atención, mi mente y corazón se encontraban con mis padres y lo sucedido no entendía ¿Quien había hecho eso? ¿Por qué? No me creía el cuento que habían dejado una olla en la estufa y prendió fuego, conocía a mi madre y ella era muy cuidadosa en ese sentido, jamás había tenido un incidente de esa magnitud; sentía que había algo escondido en eso.

— ¿Señorita Rendon? — Repitió por tercera vez el directo por el micrófono cuando caí en cuenta — Perdón, ya subo — Dije y me dirigí a recibir mi diploma. 

— Queremos darte nuestro pésame por el fallecimiento de sus padres, pero se que están orgullosos de ti desde el cielo — Confesó mi profesora favorita, la persona que siempre me dio apoyo y más en estos momentos tan difíciles 

*Fin del flash black*

Me encontraba acostada sobre la tina del baño con burbujas y agua caliente, mientras añoraba que llegará mi madre a acariciarme mi cabello. Pero debía dejar todo pensamiento atrás y apurarle para pasar hojas de vida tanto en veterinaria que fue en lo que me gradué; como secretaria porque casi no encontraba trabajo, así que decidí hacer un tecnólogo en administración de empresas. 

Decidí colocarme un vestido suelto rojo vivo con unos tacones negros y un saco formal. Recogerme con una moña mi delicado cabello rojizo y largo, mientras me observaba al espejo. Mi tez es blanca, ojos grises con brillo pero apagados internamente y contextura delgada. Finalmente, decidí salir de mi casa a buscar trabajo porque los lujos no se pagan solos, decía mi madre.

Caminé dos horas por toda la ciudad repartiendo como mínimo veinte hojas de vida entre esas para la empresa Edison S.A.S y Whithe Sam S.A.S que eran las que tenían mejor paga, después de un rato me encontraba cansada así que decidí ir al parque un rato a despejarme. Al llegar, observé cómo los niños montaban el rodadero pero me fije especialmente en los animales, era amantes a ellos especialmente a los gatos eran mi perdición.

Me quedé observando un gatico blanco pequeño que rebota por la arena mientras jugaba con su dueña pequeña de por hay 5 años; no me di cuenta cuánto tiempo pasó hasta que sonó mi celular, haciéndome volver al mundo real. Por inercia, decidí colocarme de pie para contestar pero por no observar terminé tropezándome con un hombre guapo, su cabello era castaño claro y tenía unos ojos cafés oscuros que me penetraban. No caí al suelo, debido a que logró agarrarse con sus dos manos gruesas pero suaves lo cual agradecí y me incorpore pronto. 

— Que pena con usted, no fue mi intención — Susurré con nervios, mientras me alejaba de aquel caballero. 

Narra Armando:

Soy hijo único, el hombre más exitoso y popular del mundo. No he conocido a la primera persona que llegue a mis talones porque nadie ha sido tan estudioso, inteligente en tan corta edad como yo, al tener 25 años. 

Soy dueño de la empresa Edison S.A.S fundada hace 20 años por mi padre Hernando Linshof, el mejor hombre que he conocido por quién salió este bombón. María es mi mano derecha, más que eso como mi hermana quién me ha apoyado en todo momento, quién me encuentra a las mujeres más hermosas y dignas para mí para ser parte de mis fantasías sexuales o ser usadas ante mis enemigos presentadas como mi pareja, con algún fin económico o de prestigio hacia mi empresa. 

— Ángela sigue a mi oficina, por favor — Dije por medio del datáfono mientras me recostaba en mi silla. 

Espere a que mi secretaria entrara a la oficina, estaba cansado de ella porque no servía; ya que solo me hacía ojitos y no hacía su trabajo como tal.

— ¿Dígame, jefe? — Pregunto coquetamente mientras tenía los botones de su camisa sueltos resaltando sus senos y colocando el esfero sobre su boca roja. 

— Toma — Solté mientras le entregaba su carta de despido, esperando su berrinche.

Ella la abrió con angustia cambiando su semblante, sentí como sus ojos se cristalizaron mientras leía. Aprendí de mi padre, que no debía tener piedad ni sufrir por mujeres porque eran un arma mortal para uno como hombre solo había sido creadas para conveniencia y satisfacción sexual. 

— No, por favor — Dijo mientras se acercaba y se arrodillaba en frente mío — No me deje sin trabajo _ Susurro en medio de sus lágrimas.

— No hay nada más que decir, por favor recoja sus cosas lo más pronto posible — Ordene y proseguí — Váyase de mi oficina en este momento — mientras señalaba hacia la puerta.

Fue un día duro de trabajo, donde decidí salir hacia mi carro donde el chofer me abrió la puerta, al entrar llame a María porque necesitaba desestresarme y ella sabía la mejor forma de hacerlo. 

— María necesito una satisfacción sexual en este momento — Dije cuando apenas había contestado.

— Cálmate querido, te la conseguiré para esta noche — Susurro causandome tranquilidad — Te envío el hotel y la hora por mensaje de texto.

— Adiós — Conteste finalizando la llamada. 

Le pedí al chofer que me llevara donde vivía mi madre, al llegar caí en cuenta que no se encontraba porque estaba de viaje. ¡Qué depistado soy! Creo que es mi único error, pero nadie lo puede saber. Así que decidí pasar por el parque cerca al conjunto a dar una vuelta y devolverme donde mi chófer.

Iba caminando por el parque cuando sentí que choque con alguien, ¿Quién se atrevía a arruinar mi vestimenta? Cuando reaccione mis manos habían agarrado a esa pobre mujer, sin darme cuenta pero quedé hipnotizado con su mirada al verme de una forma tan angelical que solo reaccione cuando me pidió disculpas y salió corriendo.

_ Está mujer debe ser una de mis fantasías sexuales _ Manifesté dentro de mí mismo, mientras me dirigía hacia el carro. Pasaron dos horas, donde me arregle para esta gran noche.

María me había enviado las indicaciones del sitio, llegue formal con un ramo de rosas para recibir a mi esclava sexual. Al observarla no era la gran cosa, pero al menos serviría para calmarme es una chica de tez morena, cabello negro oscuro y largo con unos ojos negros penetrantes, casi igual de alta a mi. 

Decidí darle el ramo de flores y seguir hacia el hotel, iba a ser una gran noche. 

Al siguiente día madrugué hacia mi empresa, debía de empezar a buscar una secretaria para ocupar ese puesto vacío. Pasaron aproximadamente dos horas entre diferentes candidatas y ninguna me había llamado la atención, así que decidí dejar así por hoy y proseguirá mañana con las faltantes. Aunque, sentía que era el hombre más poderoso y sexy del mundo no podía negar que tenía mis debilidades solo que aprendí que lo mejor era tenerlas ocultas y no dejar que se aprovechen de ellas. 

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