Simona lanzó una mirada significativa a Aron y preguntó:
—¿Estás seguro de que quieres que te lo cuente?
Aron asintió con firmeza.
—Sí, quiero escucharlo.
Quería ver que excusa inventaría para rechazarlo.
«¿Qué tiene de malo evaluar a tu hermano?»
Le incomodaba que ella lo rechazara cada vez.
Al escuchar las palabras de Simona, Judea de repente tuvo un mal presentimiento y extendió la mano para tirar de la manga de Aron, sacudiendo la cabeza para indicarle que no siguiera preguntando.
Simona notó las discretas acciones de Judea.
Sabía cuanto Aron adoraba a su hermanita menor y tal vez, él de verdad dejaría el tema, así que ella respondió de manera preventiva:
—Está bien, entonces. Si insistes, voy a satisfacer tu curiosidad. Primero, no evalúo a familiares cercanos. Segundo, no evalúo a colegas y tercero, no me evalúo a mí misma.
La expresión de Judea palideció un poco, pensando q