Cuando llegamos al aeropuerto, me di cuenta que estaba lloviendo afuera, tuvimos que esperar a Apolo mientras alquilaba un auto para poder transportarnos hasta nuestro destino, desde que leí aquel mensaje no pude evitar no verlo fijamente todo el tiempo porque quería saber que pensaba al ir a esa cita tan comprometedora.

“¿Porqué sigo pensando en eso si no me debe interesar ni un poco?”.

Las preguntas me torturan tanto que comencé a sentir migraña, los niños se acercaron al verme sostener mi cabeza, pero les sonrío y les digo que no es nada, pero de la nada Alison dice que su madre dice todo el tiempo que le duele la cabeza por no tener lo que desea. Puedo imaginar muy bien lo que desea pero para si desgracia no puede obtenerlo ni con sus engaños

—¿Nos vamos?. —observo su cara despreocupada, se veía tan relajado y yo en cambio siento que no puedo dejar de pensar. —¿Valeria?.

—Si, si… enseguida los alcanzo.

Después de conducir una hora, me sent