—¿Es enserio? —Chillo con pesar, jalando mis cabellos. No puede ser peor esto, ah, pero claro porque nada más de pensarlo como que lo atraigo. El estúpido de mi jefe toca a la puerta reclamando que no haya hecho la cena y que ya tiene hambre. Entre lágrimas me levanto y camino hacía el pedazo de madera para colocar la mejor cara que tengo de "Lo quiero matar" Daniel Mendez se echa hacía atrás con miedo plasmado en el rostro.
—¿Y a usted que le ha pasado? Está vez no le he hecho nada en absoluto.
—Claro, nada, eres un dulce ángel caído del cielo y tal. —Refunfuño a la vez que camino en dirección a la cocina para montar un caldero para agua y buscar el café en polvo que nos queda.
—Échate a un lado—dice, —haré hoy la cena, de igual forma no tengo nada mejor que hacer. Las empresas están en pausa y los correos parece que no los revisan últimamente. —Hace una pausa y frunce el ceño. Cómo que ya se dió cuenta que habló más de lo que es debido.
Suspiro, —Nadie le va a responder, la gran par