CAP.25

Mi cara era una mezcla de asombró, confundida, babeando por el chico pero a la vez asustada en fin un remolino de emociones.

—¿Quién eres tú? —Pregunté a la defensiva.

—Oye, no te voy a hacer daño, ¿por qué traes la lámpara de la habitación? —Preguntó alzando una ceja.

—¿Quién eres tú?, respóndeme ahora 

 —vale, debes estar hambrienta, ¿te parece si desayunamos mientras te explico todo? 

—Esta bien, pero como te quieras pasar de listo te estrellare la lámpara en la cabeza 

—Está bien, como tu digas —Dijo levantando las manos.

Nos sentamos en el comedor y sirvió pan tostado, huevos fritos con tocino y jugo de naranja. 

Comenzó a comer y yo solo me quede viendo de brazos cruzados como comía sin preocupación alguna, hasta que el se percató y hablo.

—Bien, te lo contare todo

—Puedes empezar ahora mismo 

—¿no tienes hambre? 

—No, ahora ¡cuéntame todo ya ¡

—vale, hace dos días te encontré tirada afuera de una calle,
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