Alan corría por los pacillos del castillo. No estaba asustado, pero si asombrado. Llegó al pacillo principal y se dirigió al salón del trono. Abrió la puerta con brusquedad y encontró a Mordana inclinada ante una bota roja que Salía de una bruma negra más oscura que la propia oscuridad.
- Lo siento mi señora. – Alan se inclinó junto a Mordana.- ¿Por qué entras de esa forma? – Preguntó La Emperatriz sin inmutarse. Alan respiraba agitadamente. - ¿Qué sucedió con Neithan?- No son buenas noticias.La bota desapareció en la oscuridad y unos segundos después La Emperatriz comenzó a bajar las escaleras.- Sabes que odio las malas noticias. ¿A caso me equivoqué al enviarte? – Alan no respondió. - ¿Qué sucedió?- El plan estaba marchando a la perfección. Neith