No respondo en seguida, no recuredo como hacerlo, mi mente se ha quedado en blanco.
-Katherine- Edward camina con pasos firmes hasta quedar justo enfrente de mí, me aferro más a la toalla que cubre mi cuerpo.
Suspiro
-Los niños están abajo- susurro apenas con un hilo de voz cuando lo veo formar puños con sus manos, no va a lastimarme, lo sé pero intenta contener de alguna forma la ira que atraviesa su sangre, es como si hubiera prendido fuego a una mecha corta, muy corta y va a explotar.
-Necesito la verdad, Katherine- ha dicho mi nombre completo dos veces, y la segunda parece aun más fuerte que la primera.
-Me han dejado cartas como esa, yo... no sé quien, solo aparecen en la entreda cada mañana- estoy susurrando, hablando muy bajo y es que simplemente no puedo hacerlo más fuerte.
-¿Cómo demonios ocurrió esto?- se pregunta para si mismo, veo como lleva su mano instintuvamente hacia su arma, es un acto que tiene, empieza a caminar como un león enjaulado en la habitación.
-¿Desd