Cristofer, quien había estado trabajando toda la noche, sintió cómo le latían las sienes al pensar en que los niños no querían niñeras. Dijo: "Dile a las candidatas a niñera que esperen en la sala de estar. Me uniré a ellas en breve".

Mientras tanto, cinco jóvenes mujeres estaban sentadas en la sala de estar, y Estelle era una de ellas. Estelle se veía nerviosa e inquieta, a diferencia de las otras cuatro candidatas, que parecían seguras de sí mismas. No era porque se sintiera inferior a ellas, sino porque no sabía cómo enfrentar a Cristofer.

'¿Qué debo hacer si Cristofer pide a los guardaespaldas que me lleven lejos cuando me vea? ¿Debo decir que me iré después de ver a los niños, o debo seguir aquí sin importar lo que él diga? Cualquiera de las opciones me avergonzará. El momento más incómodo de mi vida está por llegar', pensó Estelle mientras nerviosamente agarraba el dobladillo de su ropa.

De repente, se escuchó el sonido de una silla de ruedas eléctrica. Estelle miró instintivam