Mi primera vez, ¡Con el CEO!
Mi primera vez, ¡Con el CEO!
Por: DAZE1984
¿Qué hacen ustedes aquí?

Capítulo 1

Después de una larga espera, Anna Páez, una joven de 22 años, se va a encontrar con su prometido. Ellos tienen seis meses que no se ven por cuestiones de trabajo. El hombre salió de la ciudad para concretar un negocio millonario que requería de su atención. 

Antes de salir, quedaron de acuerdo en tener un reencuentro romántico a penas él regrese del viaje. Por esa razón Anna, se encuentra muy nerviosa, ya que esa va a ser su primera vez.

Otros de los motivos de felicidad es que, está a una semana de casarse con el hombre que ama. Todo esta organizado para no continuar en la espera y poder casarse sin más contratiempo.  La chica se estaba arreglando para el encuentro amoroso con su novio, cuando le llega un mensaje.

Mi amor:

No voy a poder pasar por ti, me encuentro arreglando todo como tú quieres, es por eso que, mejor nos vemos directo en el hotel, ¿estás de acuerdo?

Tú:

Amor me da mucha vergüenza ir sola, y ¿si me equivoco?

Mi Amor:

Eso no va a pasar, al llegar a la recepción pides la llave de la habitación 520. Todo está listo. Te espero con ansias.

Tú: 

Voy a confiar en ti, mi amor, por fin vamos a estar juntos.

La chica tiene un cúmulo de emociones encontradas, por el tiempo que tiene sin ver a su novio, de quien se encuentra enamorada, es por ello que está dispuesta a entregarle su pureza esa noche. La confianza que le tiene a su prometido  es mucha, está segura que no la va a dejar y menos después de ese encuentro.

Anna quería que ese primer encuentro fuese como una cita romántica, con el cuarto lleno de flores y velas aromáticas. Ellos duraron largas horas planificando ese momento.

Estando en la recepción, pide la llave y se cerciora que sea la misma que su novio le había dicho. Sin duda era la misma,  la habitación 520 a nombre de Tyler Maya.

Se apresura a subir, puesto que, no quiere que nadie la vea. A pesar de que va a estar con su novio, y ya es lo suficientemente grande, no considera apropiado estar paseando por un lugar así, todo se puede prestar para un malentendido. 

Al entrar observa que hay poca luz, no le da importancia y cierra la puerta, en ese instante, siente que la toman por el brazo y comienzan a acariciar de una manera desesperada. «Tyler, de verdad que estás impaciente, no me dejas ni respirar» pensó, mientras respondía aquel fogoso encuentro.

La fragancia amaderada de aquel hombre no le resultaba nada familiar. Sin embargo, el calor que emanaba y la desesperación con la que la tocaba no dejo que reaccionara de forma coherente, únicamente se dejó llevar por lo que estaba sintiendo en ese momento.

A medida que aquel hombre la tocaba, ella experimentaba un creciente deseo, lo cual hizo que se olvidara de todo lo que había pensado para su primera vez. A pesar de tener dos años de noviazgo, se encuentra muy descontrolado. El calor de aquel cuerpo se apaciguaba al contacto con la cálida piel de su cuerpo.

Una vez que saciaron todo el deseo reprimido se quedaron dormido, ella posaba su cabeza en el hombro del sujeto mientras el, la rodeaba con su brazo.

Cuando el sol entra por la ventana, Anna se despierta con el cuerpo adolorido, pero feliz. Ese hombre no tuvo el menor cuidado con ella, aun sabiendo que era su primera vez, sin embargo, no le importo, pues la pasó muy bien.

Anna se volteó a abrazar a su novio, cuando noto que su piel era blanca, «no puede ser, Tyler no es blanco, ¿¡con quien estoy!?», pensó. Así que dirigió su mirada hacia la cara y se percató que el hombre con el que estaba no era su prometido, eso la asusta mucho, por eso sale de la cama envuelta en las sabanas y comienza a gritar.

— ¿Quién es usted?, ¿qué hizo con mi novio? 

— ¿De qué me está hablando?, aquí pasamos la noche solo nosotros —dijo mientras se pasa las manos por los ojos y luego de un bostezo añadió— por cierto, no fue lo que esperaba, quería algo diferente, no una que fingiera castidad.

— ¿Cómo que no fue lo que esperaba? —expresa Anna en medio del llanto, sin comprender qué era lo que estaba pasando, «¿ese hombre estaba esperando a una mujer y entre yo en su lugar?», peso; sin embargo, no se quedó callada y le dijo— yo soy la sorprendida, no lo esperaba a usted… aquí debía estar mi novio, ¿¡que está pasando!?

— Deja la lloradera, bien que disfrutaste la noche y además fingiste perder tu castidad muy bien. Solo por eso te voy a dar algo extra a lo que ya te había pagado —dijo el hombre parándose de la cama, sin una sola pieza de ropa.

— ¿Se puede vestir? —dijo, sin embargo, no podía dejar de observar aquel cuerpo tan bien definido, parecía una de esas figuras de acción o mejor aún tenía el cuerpo como esas imágenes de los dioses griegos. Ella quería dejar de mirar, pero su subconsciente la traicionaba.

— ¿Vestirme?, pasamos la noche juntos, me diste un excelente servicio y ahora quieres que me vista, ¿¡tú no debes ser normal? —dijo y se aproximó a su pantalón, de allí sacó la chequera y se dispuso a llenar uno. La actitud fría de aquel hombre asustaba mucho a Anna, quien no sabía qué hacer en aquel momento.

La chica no dijo nada más, estaba pasmada por lo que sucedió, se supone que se iba a encontrar con su novio y terminó acostándose con un desconocido. No entendía nada. En eso la chica revisó el teléfono y tenía un mensaje en blanco de Tyler, nada más.

La mujer se encontraba pensando en cómo se dieron las cosas, por lo que, repasó cada instante hasta el momento en que entró a la habitación. Todo tenía una secuencia lógica, entonces, ¿por qué ella había estado con ese hombre y no con su novio?

Se encontraba sumergida en sus pensamientos, cuando le tocan el brazo, al voltear a ver, el hombre le estaba haciendo entrega de un cheque,  el cual Anna tomó de forma automática.

— ¿Esto qué es? —dijo sorprendida al ver el cheque con muchos ceros.

— Un extra por tus servicios, me había topado con mujeres de toda clase, pero una que fingiera ser casta… eso nunca, eres una artista —la miro a los ojos y le dijo— ya te puedes ir, necesito ducharme — y comenzó a caminar hacia el baño.

— Sabes que, no necesito tu mal…to dinero, no sé cómo termine en esta habitación contigo, aquí debería estar mi novio —dijo, mientras piensa, «quién no se ha reportado»—. Algo si te digo, yo no soy una mujer de la vida alegre, para que me trates así y muchos menos me esté pagando por lo que pasó —expreso y rompió el cheque que el hombre le dio— fue un error y ya —dijo para convencerse ella misma.

— ¿Por qué haces eso? —dijo el hombre con sorpresa— ¿te pareció poco el pago?, ¿¡es eso!?, no importa, dinero es lo que me sobra, así que te puedo dar más, si es lo que deseas, pero eso sí —dijo y se aproximó a la mujer— quiero que pasemos un rato más juntos, ¿qué dices?

— Yo no me vendo, señor —dijo la chica a pesar de que el hombre frente suyo no le lleva más de dos o tres años, o por lo menos eso es lo que ella le calcula— lo de anoche fue una equivocación de lo más extraña y no volverá a suceder.

— Todas ustedes tienen un precio, así que dime el tuyo, yo quiero volver a disfrutar de ese cuerpo —dijo mientras le toca la cara, sin embargo, ella le da una manotada para  que no le toque.

— Ya le dije que no, además —dijo Anna buscando su ropa para vestirse— yo no me vendo, soy de las que paga por estar con un hombre y sabe que, su servicio fue deficiente, así que no se merece nada, pero soy generosa, así que tome —dándole diez  monedas— para que pague el taxi —dijo y se terminó de vestir y salió casi corriendo de la habitación.

El hombre se quedó parado, pensando en la actitud tan extraña de la mujer, «¿de verdad sería una confusión?, ¡no creo!, todas son iguales, lo que buscan es dinero», pensó. Sin embargo, hizo una llamada y mandó a seguirla, quería saber de quién se trataba y saber, qué fue lo que pasó realmente. Luego se dispuso a asearse.

La mujer se encontraba destrozada, no entendía como se pudo equivocar de esa forma y como fue a parar a los brazos de aquel hombre al que no conocía. Las lágrimas corrían por sus mejillas y no lo podía evitar, se detuvo en las escaleras para controlarse, ella no quería salir en esas condiciones a la calle.

«Ahora, ¿cómo le explico a Tyler, que no soy pura?, él me insistió muchas veces y no acepté, ¿qué voy a hacer?», pensó.

Cuando va saliendo del Hotel, se encuentra con una pareja conocida, quedo en shock, no podía creer lo que estaba viendo.

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