4. Terminaste siendo igual que todos

A decir verdad, Isabella le valió un carajo si Natalia se sentía o no avergonzada. Sus piernas están descubiertas, las vendas limpias a un lado de ella. Ella sentaba sobre la camilla y el doctor buscando vendas nuevas.

De repente, la sala se quedó con tensión palpable.

Isabella soltó un silbido, caminó con una sonrisa en el rostro, tocando ligeramente la pierna “herida” de Natalia.

— ¡Wow! —exclamó fingida Isabella— Tu herida es tan grande que no la veo, la sangre que te salió al momento de ese feo y horrible accidente debe haber borrado tu herida. O quizá fui yo, mi presencia curativa, ya sabes, rompe hogares.

— ¿Cómo te atreves mosca muerta? —masculló enojada Natalia, pero repentinamente se dio cuenta de su error— Lucas, no es así… esto tiene una explicación, te lo juro.

Natalia no pudo sostener la mirada fría y furiosa de Lucas.

— Te lesionaste por mucho tiempo, encontraste la forma perfecta para no pisar ninguna vez la cárcel. Fuiste solo un poco inteligente. ¿Sabes que el juez verá esto como una traición? No creo que te vaya a ir mejor, no fue muy inteligente de tu parte engañar y mentir, Natalia.

— ¡Eres una malditaaaaaa! —Natalia gritó hasta quedarse sin aire, cuando se quedó callada, Isabella ya no estaba en la sala, se había ido con una sonrisa de victoria en el rostro.

Mientras Isabella caminaba con prisa a la salida, unas lagrimas salieron de su rostro. Envió un mensaje a su hermano menor

[Estoy lista]

Escribió Isabella.

[¿Dónde está el idiota? Quiero golpearlo, como se le ocurre lastimarte]

[Hermano, quiero irme, limpia todo]

Justo cuando ella salió por la puerta principal, un carro lujoso negro se detuvo frente. El carro llamó las miradas de muchas personas, de allí bajo un hombre alto, fornido y atractivo. Ayudando a Isabella a subir y desaparecer.

Lucas necesitó todo su autocontrol para no salir perjudicado. El doctor intentó irse, pero Lucas lo detuvo de su brazo y lo empujó para que se quedara en el mismo lugar.

— ¿Una herida de gravedad? —susurró Lucas— ¡Era necesario asustarme cada vez para que no fueras a la cárcel! ¡Y usted la ayudó a mentir! —Lucas comenzó a gritarle a ambos personajes frente a él.

Lucas estaba furioso, casi fuera de sí. Muchas noches llegó del trabajo, para ver a su esposa despierta a altas horas de la madrugada trabajando en los casos de la familia de Natalia. Isabella bajó mucho peso a causa de las desveladas, Isabella pasó noches enteras en juicios por la culpa de Natalia, pero la culpa que peor sentía es que él la había obligado a todo eso.   

Isabella es la mejor abogada que tiene su empresa, su familia. No dudó en usarla para beneficios de sus amigos, pero Natalia siempre fue la que ocupó mas ayuda, mas que ninguna otra persona.

El sentir de Lucas se fue intensificando.

El doctor por miedo, por verle el rostro a Lucas, decidió decirle toda la verdad.

— La señorita Natalia me dio la orden, no me dejó otra opción, me tiene amenazado con la primera vez que le ayudé, me dijo que usted era su novio y que la señora que estaba aquí se lo quitó, todo parte de su plan. Debe entender que yo tenía las manos atadas, podía ir a la cárcel porque quise ayudar a una buena persona que parecía necesitar ayuda, señor Campbell.

— No lo quiero volver a ver, tenga cuidado de que eso no pase de nuevo —respondió sereno Lucas

— Se lo prometo que no lo haré de nuevo.

Lucas ahora entiende por qué Isabella le pidió el divorcio por aquella foto, Natalia se encargó de meterle ideas a Isabella, así como lo hizo con él.

— Lucas —Natalia lo llamó cuando Lucas dio la vuelta para buscar a su esposa.

Aunque su amor había disminuido con los años, la comodidad de tener una esposa, bonita y servicial como ella, era algo que podía soportar por el restos de sus días. Podía explicarle, que todo lo que pasó fue por culpa de una persona en la que el confiaba.

Eso debía funcionar.

Lucas siempre ha permanecido fiel a su esposa, aunque en estos años las relaciones intimas no sean muchas, Lucas siempre le ha dado su lugar.

Si Isabella le pedía que dejará a Natalia, desde un inicio, quizá le hubiese hecho caso, pero si lo hacía ahora, lo haría sin dudar. Eso le dio un poco de esperanza a Lucas.

Lucas corrió por los pasillos del hospital para ver si podía alcanzarla, pero no vio a nadie. Entonces saco su celular, se dio cuenta que lo tenia el, todavía.

— M****a —siseó al darse cuenta

Lucas llamó a sus cuidadores vestidos de negro, les dio la orden de buscar a donde se había ido, para poder traerla de vuelta. En lo que esperaba, Lucas se fue del hospital diciéndole a los policías la farsa de Natalia.

Lucas llegó a su casa, entro corriendo al closet de su habitación para darse cuenta de que todas las pertenecías caras de su esposa, seguían allí. Eso le dio un alivio enorme, entonces recibió una llamada.

— [Señor Campbell, su esposa ha desaparecido. Las cámaras de video vigilancia captaron el momento en el que sale de la habitación de la señorita Natalia, después de eso los videos fueron borrados al menos por seis minutos]

Lucas no pudo responder, una hoja le llamó la atención frente a el. Se acercó colgando la llamada, la tomó entre sus manos

[Acta de divorcio] 

Entonces golpeó fuertemente el mueble frente a él.  

Lucas no quiso reconocer el dolor que siente por saber que Isabella, no sería mas su esposa. Ella se dio la tarea de dejar la copia del acta de divorcio en un lugar que pudiese ver. Lucas tomó esperanza cuando vió las cosas caras de su esposa en su lugar de siempre, pero sus esperanzas fueron arrebatas cuando tomó el acta de divorcio.

En ese momento, llamó a su abogado.

— ¿Qué propiedad se quedó Isabella? —preguntó rápidamente Lucas, con la esperanza de que quizá Isabella se encuentre en esa propiedad.

— Señor Campbell, la señora no se quedó con ninguna propiedad.

— ¿De qué estás hablando?

— La señora rechazo todo, hasta lo que le tocaba por derecho. No quiso aceptar absolutamente nada de usted, señor Campbell.

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