Capítulo 24

Había dado la orden en la entrada del club de yates de que solo dejaran pasar a Ana y dejé un sobre con dinero para que despacharan a su compañera. Solo esperaba que el plan funcionara porque podían haberse puesto de acuerdo para llegar juntas y todo se iba a ir al caño.

Por fortuna el plan funcionó y con ayuda del capitán, Ana subió a bordo sin sospechar que habría ninguna fiesta. Decidí que sería yo quien tomaría el timón, no quería tener testigos de lo que iba a hacer así que el capitán se quedó en el muelle.

Escuché un toque de temor en su voz cuando preguntó por qué el yate se movía si todavía no llegaban los invitados. Era obvio que se sentía vulnerable al estar sola con un desconocido.

No sé si fue mi imaginación y el deseo que sentía por ella, pero su rostro cambió cua

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