Elena:
Sus pardos ojos poseedores de pestañas kilométricas me escanean el rostro, ocultando en el suyo una curiosidad palpante a la vista. Mientras tanto, intento disimular mi sorpresa prestando atención a las palabras de Hade, quien parlotea con dulzura de trivialidades.
—¿Y si vamos al parque con Ana? —le pregunta Boris a la pequeña rubia que juega en el césped a nuestra derecha. Su silencio la lleva a arrodillarse para intentarlo nuevamente—. ¿Qué dices nena? ¿Vienes con tía Boris y Ana?
Valeria asiente con la mirada en el piso y deja sus juguetes para ponerse de pie y tomar la mano de la morena.
—Dale un beso a la abuela Hade.
—Diviértete —canturrea su abuela inclinándose para besar su mejilla.
Ambas se alejan en busca de Ana y nos dejan a solas. La sonrisa de Hade no se hace esperar entre tanta incomodidad. Me invita a la terraza que se encuentra del otro lado de la piscina y nos dirigimos al lugar. Alzo la vista y detallo las vigas altas que sujetan un techo de tejas. La somb