Capítulo 3

Entro a la sala de reuniones con mi mirada en las carpetas que tengo para cerciorarme de que todo esté bien estructurado otra vez, pero sin darme cuenta me choco con alguien que está parado de espalda y termino de caerme de culo haciendo el oso de mi vida.

Lo que me faltaba hacer una entrada de estas, como la jefe de esta empresa.

— ¡Aush….! Mierda mi culo… esto no más me pasa a mí y al mismo chavo del 8 — Mientras maldecía por debajo y pregunta ¿por qué?; la persona que estaba de espalda se dio la vuelva y se agachó hasta quedar en una posición que me podía visualizar mejor en su ángulo.

— Señorita, ¿se encuentra bien?, ¿le duele algo?, esta ciega por qué si es así me permite de darle una tarjeta para que vaya con el mejor doctor para ojos, usted no más dígame — después de que dijo esas estúpidas palabras, se inclinó para ayudarme, pero yo automáticamente negué furiosa.

— ¿Quien se cree que es para hablarme así?, le voy a decir a sus superiores, no ve que gracias a su negligencia estoy aquí en el suelo. Lo quiero a tres metros de distancia de vista y mi cuerpo, pero ya ¡idiota!, llama al señor Brown y le dice que mi tiempo es oro para hacer esta negociación — mientras decía esas palabras o mejor dicho las escupía de mi boca enojada, el fulano que tenía frente a mí, tenso su mandíbula, frunzo el ceño y cambio de semblante de estar preocupado a frío.

— ¿Qué le pasa?, señorita la culpa es suya que no ve por donde va, ¿esta ciega? Y déjeme decirle que yo soy el señor Brown, que mujer tan grosera — el dizque señor Brown me mira con resentimiento por toda mi pataleta, pero me da igual lo que piensa de mí ese hombre, pero bueno no se le puede negar que con ese traje azul marido le queda perfecto a su cuerpo bien trabajado, aunque muy alto para mi gusto y sus ojos son perfecto de color café/verde igual a los de mi amor, pero que mierdas está diciendo mí subconsciencia, si total ni lo tolere muy cerca de mí por qué esa es mi reacción con los hombres, a tres metros les guste o no así es. Como sea no deja de ser un idiota, me saca de mi pensamiento cuando tose fingidamente.

— ¡GROSERA YO! por favor, si por su culpa termine en el suelo, como sea no venimos hacernos amigos ni nada de eso así que hablemos claro y vayamos al grano que para eso estamos aquí en esta reunión, como le dije se puede sentar o parar en cualquier lado pero a tres metro de mi ok. Así que pase tome asiento señor Brown — hable con la cara neutra y una voz segura de mi misma o bueno eso aparento al estar cerca de un hombre, mierda cuando se me quitara este miedo.

— Pero ni que fuera un cuadro que toca que visualizar desde lejos para que no se le hago ningún daño, no sea ridícula y madure señorita Park déjame desilusionarla pero me voy a sentarme; donde quede más cómodo, no donde usted quiera total vamos a hablar de negocios o que señoría quiere algo más de este hombre sexi

— Después de terminar sus estupideces se sentó en la silla que había frente a mí en la mesa de reuniones inclinándose un poco para estar más cerca de mí, con una gran sonrisa de victoria y con una mirada desafiante, como si quisiera que yo explotara y así fue …

— ¿Quién se cree que es señor Brown?, si no va a hacer caso a mis peticiones demos por terminada esta reunión así que fue un placer señor con su permiso. — Diciendo estas palabras me para en seco y salí de esa sala echa humo quien se creía para hablarme así y decirme que hacer pero se equivocó conmigo; por un lado me sentí desespera por lo que estaba buscando era un accionista para mi empresa para no llegar a bancarrota, ya que en todos este tiempo habían maquillado los informe que me mostraban de la evolución de esta empresa.

Entre a mi oficina y una silueta masculina que reconocería en cualquier lugar se voltea a verme con esa sonrisa malvada y asquerosa se acerca.

— Tú... tú… que haces aquí… — es él, mi corazón empezó a latir más rápido de lo normal, me sentí como una oveja con su cazador me coloque pálida no más de verlo acercarse y automáticamente mis ojos y cuerpo empezaron a expulsar lágrimas y sudor, siento miedo no sé qué quera de mí ahora después de tanto tiempo.

— Hola, mi amor como esta mi mujercita, ¡oh no! mejor dicho ¡mi zorrita preferida! — con esas palabras se me iba acercando y yo retrocediendo hasta quedar corralada por el monstruo que sin pensarlo deslizo su asquerosa mano por mi cuerpo sujetando mi cadera — vaya sí que sigue siendo la misma débil de siempre mi amor, pensé que ya eras capaz de defenderte por ti sola; pero por lo que reflejas, necesitas de un hombre y adivina mi vida aquí estoy dispuesto a estar con mi asquerosa zorrita, ¿qué te parece?

No fui capaz de decir ninguna palabra, ya que el miedo me consumía tanto que no encontró fuerzas para moverme ni hablar, sí; estaba atemorizada por sus palabras eso significaba que iba a volver al infierno ese del que tanto me costó salir y que no supero por nada del mundo.

— ¿Qué qui…eres? Yo…, hace tiempo deje de ser tu esposa Lucas así que sal de mi oficina y no regresa nunca más — él no se inmutó en hacerme caso si no al revés soltó una carcajada que me dio un escalofrío y no de placer o algo así sino de miedo.

— Se me olvido decirte mi querida esposa; que yo en ningún momento firme el divorcio, ¿sabes lo que significa eso? Cierto…— no… mi mente gritaba no, no, no, no puede ser no otra vez, ¿qué debo hacer?  ¿Cómo debo enfrentar esto?, ¿porque mierdas, Dios quiere que siga atada hace monstruo que me tiene hecha mierda?

— Que, que Lucas — Grite — no, no, n… nosotros nos divorciamos hace tiempo así que no me vengas con esas cosas ahora — me siento devastada con miedo mi cuerpo tiembla tanto que siento que voy a perder mi equilibrio.

— No cariño, entiende algo — acerco su dedo índice entre mis cejas y lo apretó dando golpecitos en ella.

— Que la única forma de que te libre del mejor esposo del mundo es muerta mi amor y adivina todavía no se me apetece matarte que ridícula te ves así en ese plan de digna soltera, lamento dañar tu putiadero — un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, en señal de que ya no resisto más.

Antes de que su mano derecha estampara en mi mejilla entro el señor Brown sin tocar la puerta y  no entendiendo, ¿por qué? pero me alegro de que es mi salvador o bueno eso creo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo