Aya tarda unos segundos en responder un simple "tranquilo", estoy un poco decepcionado por esta respuesta. Michelle y yo nos dirigimos al centro de la sala, donde las parejas bailan en mayor número. Nos detenemos en un lugar donde puedo ver a Aya, la música es un clásico, Michelle es una gran bailarina, desgraciadamente yo no, y le piso el pie tres veces, pero seguimos con el baile.
- ¿Es la misma Aya de hace siete años?
- Sí.
- Es muy bonita, tiene buen gusto.
- Realmente, por fuera es muy hermosa. Hoy es mi secretaria - informo.
- ¿Sigues enamorado de ella?
- La pasión no es precisamente lo que me mueve estos días.
- No puedes quitarle los ojos de encima.
Prefiero no responder a esa afirmación, nunca estuvimos cerca, pero le agradezco mucho que me haya ayudado sin querer nada a cambio por tercera vez.
La fiesta está a punto de terminar. Miro u