Narra David De María
En eso estábamos muy de acuerdo mi consentida y yo, eso no era un bebé y nunca lo sería, en esa cuestión, si lo teníamos muy en claro, nada de niños, eran demasiada responsabilidad.
–Ya somos dos – Jovana le dio una bebida a Alondra – Son súper estresantes los infantes y yo, no soy de las mujeres que tiene paciencia.
Yo no podía estar cerca, ni siquiera de los hijos de mis primos y al parecer eso mismo le había pasado a Alondra, creo que a las únicas, que aguantaba eran a las hijas de su hermana la mayor, pero a los demás niños, no los toleraba.
–Ya somos tres que no, yo también los alucino – Me uní a ellas – Nada como solo tener pareja y no hijos. Los hijos frustran muchos planes.
–Brindemos entonces, porque nadie de aquí, de los que estamos presentes, queremos tener hijos – Dijo Sabadelle – Somos de la nueva generación, todos nosotros.
–Así es – Dijo Alondra – Está muy bueno este vino.
–Qué bueno que te guste Alondra, tengo un tío allá en Madrid, que tiene un v