Diana.
Al escuchar las palabras del señor Alfonso me invaden una oleada de emociones qué se contradicen entre ellas, me siento feliz de que podré ser madre antes de llegar a los treinta pero me perturba saber que es un hijo concedido fuera del matrimonio, por dios que van a pensar mis padres, mi madre se va a decepcionar de mi y mi padre pensara qué soy una mujer de faldas ligeras, siento una opresión en el pecho que no me deja respirar y las manos me comienzan a sudar, por fin las emociones me ganan los ojos se me comienzan a llenar de lágrimas y no puedo parar.
-por favor no llores.
La voz de Max me saca de mis pensamientos y me toma del mentón con delicadeza para que lo mire, mis emociones se calman al verlo a los ojos qué están llenos de preocupación y alcanzo a distinguir una leve lagrima en uno de ellos.
-¿ que ocurre ? ¿ por que lloras ? ¿ no estas feliz ?
-me siento muy consternada, no sé como reaccionarán mis padres y no podre ocultar mi embarazo por mucho tiempo.
-¿ y por