Capitulo 3: Una Partida de pool.

Andre mira fijamente a Emma desafiandola y por supuesto ella no se queda atras, le devuelve la misma mirada desafiante, parecen dos perros peleando por un hueso, todos los hombres del lugar se acercan a la mesa de pool, rodeándola, no se pueden perder esta partida por nada del mundo, hacia mucho que no la desafiaban , ya que nadie podía ganarle.

-Voy a ganarte, Emma -exclama André, desafiante y enojado... No puede creer que esa mujer sea hermana gemela de Anna, no le entra en la cabeza, son tan diferentes...una tan bella y femenina, la otra nada agraciada y vestida de hombre, muy masculina.

-¿Quien te crees que eres Andreas Antonopulos? este es mi territorio, voy a ganarte a toda costa -Emma se ríe dentro suyo, él debe pensar que por ser mujer no sabe jugar al pool y se llevará una sorpresa.

Emma y André se acercan a la mesa de pool y toman los palos para comenzar a jugar:

-Espera, ¿por que jugamos? .

-¿Cómo?... ¿A que te refieres? -pregunta confundida.

-¿Que ganaré, si te gano? - en otra ocasión, si fuera una mujer más bonita, sin dudas le pediría un beso, pero no quiere ni cerca a Emma de él...

-No lo sé... ¿Tú que quieres? - exclama confiada... Sabe que no le agrada ni le atrae a André, así que está tranquila con eso, muchos hombres desconocidos la han desafiado por un beso... Hasta por su cuerpo, obvio que confiando en su juego sabía que ganaría. Pero no sabe que podrá querer André, no lo conoce en lo absoluto.

-Quisiera...-titubea Andre -Verte vestida de mujer - Emma abre los ojos, sorprendida. ¿Que rayos está pidiendo este hombre? ¿Porque le parece tan raro Andreas Antonopulos? Por más que sea hermoso y dueño de mucho dinero, es una persona muy extrama, sin dudas, nunca se enamoraría de un hombre como él.

-¿Que rayos dices Antonopulos? -pregunta Emma muy grosera.

-Guárdate tu carácter Emma, conmigo no podrás... Dime ¿tú que deseas si me ganas?-manifiesta André, confiado en que va a obtener la victoria

-Yo... -piensa Emma - Quiero un pura sangre árabe -Emma está muy confiada en su juego, y sabe que lo único que desearía de Andreas es uno de sus mejores caballos.

-Estás loca... Esos caballos cuestan mucho dinero.

-¿Acaso tienes miedo de perder? -pregunta burlándose de él.

-Por supuesto que no, Emma. Ve eligiendo un buen vestido de las valijas de Anna, quiero verte en uno de ellos... -la desafía André.

-¿Por que tienes tanto interés en verme vestida de Mujer? Te recuerdo que soy la hermana de tu novia y futura esposa.

-¿ Tu crees que me interesas como mujer? -exclama Andreas riéndose, muy grosero -solo quiero demostrarle a Anna que no hay nada de femenino en ti... - Emma sonríe para sus adentros. Se sorprendería, si tuviera la oportunidad de verla vestida de mujer, los que han tenido el privilegio de verla han dicho que hasta es mucho más bonita que Anna... Pero él no tendrá ese privilegio, piensa Emma... No se dejará ganar tan fácil.

El juego comienza. Una a una, ambos jugadores, van sacando las bolas... Solo queda una y es el turno de Emma :

-¡Vamos Emma tu puedes! -la alientan los hombres del bar.

-Emma... Ve pensando en un lindo vestido... Hay uno que me gusta mucho, pero no... Es mucho más bello puesto en Anna -acota Andreas para desconcentrarla.

-Eres un... - ella está muy enojada por lo que no puede concentrarse, fallando el tiro, rogando que Andreas no consiga meter la última bola.

-Tranquila Emma, tienes todo el día para buscar un buen vestido que sea acorde a ti... Mira que te doy horas de ventajas... Pero dudo que puedas encontrar algo femenino -exclama Andreas, que sin esfuerzo, toma el palo y le pega a la bola blanca, esta golpea la última que quedaba, metiendola en la esquina izquierda de la mesa. Emma no puede creer lo que ha pasado... Es la primera vez que alguien le ha ganado un juego de pool... Y encima tenía que ser Andreas Antonopulos.

-¡Eres un tramposo! -grita enojada.

-No te enojes, Emma... Le diré a Anna que te ayude y logre algo en ti - a

Andre deja el palo en la mesa y va por una cerveza.

-Tranquila, Emma... - Esteban y

Tomas se acercan a ella, al verla tan afectada emocionalmente.

-¡Es un idiota, hizo todo lo posible para desconcentrarme...! Pero esto no va a quedar así-Emma se aleja de sus amigos y se acerca a Andre, que esta sentado en una mesa disfrutando de su cerveza -quiero la revancha -este la mira fijamente, debe reconocer que tiene un espíritu desafíante, algo que podría cautivarlo, le encantan las mujeres de carácter fuerte y seguras de sí misma, mujeres... Emma no tiene nada de mujer en ella.

-Emma... Admite que perdiste. Se una buena perdedora y cumple con tu apuesta.

-Lo voy a hacer... Me vestiré de mujer... Admito que perdí, pero quiero la revancha.

-Hoy no, he viajado por muchas horas y estoy cansado, otro día...

-¿Cuando será? Dime día y hora-lo desafía.

-En su momento lo sabrás, mientras tanto sigue practicando para que puedas ganarme.

-Eres un... - esta por insultarlo, pero el quiere escucharla, por lo que se retira del bar para regresar a la estancia.

Emma despierta muy temprano. A pesar de haberse dormido tarde, tiene que estar arriba a las 7, debe controlar a Gitana y darle sus medicamentos.

Después de vestirse con su ropa habitual, bombacha de gaucho, una camisa blanca, un chaleco negro y unas botas negras haciendo juego, baja a desayunar. María sabe la hora exacta que Emma desayuna todos los días , así que cuando va hacia la cocina ya tiene todo preparado sobre la mesa.

-Buenos días señorita Emma ¿como ha despertado el día de hoy? - por más que ha intentado todos estos años no ha logrado que María la tutee, no le gusta que la traten con formalismos, ella no se siente más que las empleadas de la casa.

-Buenos días María, que rico se ve esto... Por favor, por décima vez te pido que me tutees - le pide Emma.

-Esta bien, aquí esta tu jugo de naranja recién exprimido.

-Esta delicioso, muchas gracias-la muchacha adora a Emma, las mujeres de la casa no son malas con ella, pero ninguna la trata con el mismo cariño.

-Emma ¿sabes...? El señor Antonopulos se levantó muy temprano hoy y se fue, ¿quien sabe a donde habrá ido?

-¿De verdad, María? - Emma queda muy pensativa, ¿adonde habrá ido Andreas?. De solo pensar en el juego de anoche y en la apuesta de esta noche se levantó con un terrible dolor de cabeza, sabe que tendrá que pedirle ayuda a su hermana Anna, ella conoce de vestidos y maquillaje, Emma solamente de caballos y cosas de hombre, es la única manera de sentirse protegida.

Después de desayunar se dirige a las caballerizas y no puede creer lo que ve allí...El mismísimo Andreas Antonopulos está en los establos y en este momento junto a Gitana, su bella yegua, que se está recuperando.

-¿Que haces aquí? -pregunta de muy mala gana

-Hola Emma, buenos días, veo que te has levantado de un pésimo humor - se enoja más cuando ve la sonrisa burlona de André.

-Te equivocas... Solo verte me da un pésimo humor. Respóndeme ¿que haces aquí?-insiste. Este es su lugar, no ser invadida y menos por él.

-Estaba dando unas vueltas. Tu padre me dijo que podía tomar cualquiera de los caballos disponibles para ir a conocer los alrededores, pero me quedé asombrada de tus animales, realmente eres muy buena profesional -es la primera vez que Andreas la halaga y no sabe por qué Emma se siente bien con eso.

-Gracias, pero ¿por que me halagas? -pregunta sorprendida.

-Porque realizaste la cesaría de esa yegua tu sola, eres increíble.

-Primero que esa yegua se llama Gitana, y segundo que no lo hice sola, mis empleados me ayudaron.

-Lo sé Emma, lo sé... Pero la hiciste sola, sin poner en riesgo a Gitana y a su bebé, que por cierto está muy bien de salud.

-Oye... ¿Que es lo que quieres de mí? - pregunta sorprendida, hay algo que no le cierra... ¿Por que este hombre está tan amable?

-¿Por que no puedes aceptar un halago sin que te pida nada a cambio?

-Porque la mayoría siempre quiere algo a cambio y tú sin dudas no eres la excepción... ¿Que quieres? -Emma sabe que Andreas quiere algo, se le ve en su manera de actuar.

-Está bien, está bien, me descubriste... Necesito que me sirvas de guía... Quiero conocer las tierras de los alrededores.

-¿Solo era eso?- pregunta sorprendida.

-Si solo eso... ¿Puedes? -¿que le paso al viejo Andréas que la miraba con desprecio? Piensa Emma, este hombre amable no le gusta... Es preferible que siga siendo odioso con ella... Es más seguro.

-Este... -reflexiona antes de responder -está bien, puedo llevarte.

-Gracias Emma.

Emma va por Hermoso, uno de los caballos del establo y después de ensillarlo se sube cuidadosamente a él:

-Hola mi Hermoso ¿como estás? - le habla Emma dulzura acariciándolo-vamos a ir a dar una vuelta juntos, ya que Gitana se está recuperando por tener a tu bebe - Emma se distrae hablando con el animal y no se da cuenta de que Andreas está a su lado, con Negrito, ensillado listo para salir.

-Así que le hablas a los caballos -manifiesta Andreas, Emma se pone colorada de vergüenza.

-Sí... Ellos son muy cariñosos conmigo y siento que me entienden cuando les hablo.

-Tienes razón, Emma... Aunque no lo creas -le confiesa - yo también les hablo... Los caballos son unas criaturas increíbles.

-Ese es Negrito -acota- le gusta mucho que le hablen -Emma no puede creer estar llevándose bien con Andreas por unos minutos, sin dudas si no hubiesen tenido un mal comienzo podrían ser buenos cuñados... Tienen los mismos gustos y el mismo amor hacia los caballos.

Emma lo lleva a recorrer las tierras más cercanas de la estancia. Puede ver en los ojos de Antonopulos gran admiración por su trabajo como capataz y no duda en decírselo:

-Emma... Es verdad que nosotros empezamos con el pie izquierdo y no nos llevamos bien en lo absoluto... Y quizás nunca lo hágamos tenemos el mismo carácter fuerte... Aún así déjame decirte que eres una gran capataz, lo que haces con estas tierras y tus animales es increíble, quisiera tener un trabajador como tú.

-Gracias Andreas... Pero sin mis empleados no sería nada, soy lo que soy gracias a su ayuda.

-Si eso es verdad... Tú no podrías sola, pero eres la que da las órdenes y ellos te respetan a pesar de que seas una mujer, no lo tomes a mal no digo que una mujer no pueda hacerlo... Es que a veces es difícil que un hombre le haga caso a una mujer y a una tan dura como tú.

-Yo no les ordenó, trabajamos en equipo, nos conocemos, saben lo que tienen que hacer.

-Cada día me sorprendo más de lo diferente que son Anna y tu, a pesar de ser hermanas gemelas.

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