Ximena interrogaba insistentemente a Fernando, pero él, exhausto, solo quería dormir y, murmurando algo incomprensible, dejó de hablar.
—Ella se llama… Yazmin…
Aunque Ximena no lo oyó claramente, dedujo por la forma de sus labios y la última sílaba «min», que Yazmin era la persona que había arreglad