—Ella me abrazaba fuerte, muy fuerte, y no paraba de decir: «Mateo, mamá solo te tiene a ti, tienes que ayudar a mamá. Si no ayudas a mamá, mamá morirá seguro».
—Repetía eso una y otra vez, y yo no entendía qué quería decir. Estaba aterrado, con el ruido del trueno y la lluvia, ella me apretaba como