Iván, igual que antes, no mostraba mucho entusiasmo, pero tampoco se resistía al abrazo, mirando hacia Lisandro.
—Quiero ver a mamá, —dijo con una voz tenue y baja, con un dejo de decepción.
El corazón de Ximena se sintió atravesado por un cuchillo.
—¡Iván, yo soy tu mamá! —dijo Ximena, sosteniendo