Hanna Becker
New York
No pensaba regalarle uno de mis besos, que sabía que, aunque lo negara le encantaban los míos, después de todas las tonterías que ha dicho.
–Entraré a trabajar, a dónde no te importa – Le susurré al oído – Pero ya que insistes tanto en saberlo. Te propongo algo, quédate a dormir esta noche aquí y mañana temprano me llevas a mi nuevo empleo ¿Aceptas?
–Siempre te has de salir con la tuya, no sé cómo es que puedes vivir así Hanna en serio, eres un misterio para mí.
–Así llegas a conocer mejor a las personas, desnudando cada una de sus capas. Sí realmente quieres conocerme, no te soltaré de golpe todo de mí, te tocará a ti irlo descubriendo, además así es todo más emocionante.
–Para todo tienes una respuesta y eso me desespera ¿Por qué haces todo tan difícil? No es tan malo que me respondas una simple pregunta y eres una egoísta. Mi amiga Chloe se quedó plantada por cumplir tu berrinche de llegar a New York hoy, porque mañana tienes que ir a tu trabajo nuevo. Lo meno