Siguió caminando, los miró a todos una vez más y sonrió con ternura.
—Cuídense familia, si se van a portar mal, secuestrar o asesinar a alguien, me llaman y yo los ayudo a ocultar el cuerpo y las pruebas —dijo y soltó una carcajada, mientras salía de la misma forma que había entrado.
—Bueno, papá,