Luego se lo pasaron a Fénix y a Alessandro, estos lo besaron también y fue inevitable que sintieran un profundo amor por esa criatura que sentían parte de ellos.
Fénix vio pujando a su hermana y comenzó a animarla, tomando de nuevo su mano.
—Vamos pequeña, ¡Tú puedes! Empuja con toda tu fuerza, tu