Guillermo y Alina se pusieron serios ante eso porque ellos no esperaban a nadie, así que la castaña miro de reojo a Kimberly, quien enseguida entendió las ordenes mudas y junto con los demás empleados de la cocina buscaron estar aleras para cuidar a sus invitados y a Daniel.
De esta manera ellos pasaron a la sala, donde estaba una mujer esperándolos y notaron que ella estaba observando de forma analítica el lugar, por lo que con un solo intercambio de miradas se pusieron de acuerdo para actuar frente a ella.
- Buenas tardes – saludó Guillermo avanzando primero.
- Buenas tardes, vengo a hablar con el jefe de la casa – dijo de forma aburrida esa mujer – no tengo nada que hablar con un criado.
- Pues lamento desilusionarla, pero está hablando con el jefe de esta casa – le contestó el pelinegro frunciendo ligeramente el ceño.
- Llama a Alfonso Domínguez ahora y déjate de juegos.
- ¿O qué? – preguntó Alina frunciendo el ceño.
- Vaya parece que no te han enseñado modales y…
- Y ahora me dir