Emma soltó un sollozo de alivio, de alegría, de amor. La fuerza que había perdido en aquellos instantes regresó, y junto a Evan, se sintió lista para enfrentar lo que quedaba del parto. La madre de Evan dio un paso atrás, sabiendo que era un momento en que Emma y Evan debían vivir juntos. Sin embargo, luego del reencuentro, la doctora llegó con un uniforme médico y le indicó el baño.
—Ya saludó a su mujer, ahora vaya a darse una ducha porque, además de apestoso, no puede recibir a su niña en esas condiciones.
Tras dejar un beso en los labios de Emma, tomó la ropa que la doctora le ofrecía y se metió al baño para asearse. Unos minutos después, salió limpio, listo para el momento y recibir a su bebé.
Evan permaneció al lado de su mujer, sosteniéndola y susurrándole palabras de