Briggitte y Valet, permanecían una al lado de la otra, se miraron apenas fracciones de segundos, pero yo me percaté y furiosa las increpé a que me dijeran la verdad.
—Dime Briggitte ¿Acaso fue Camillo el hombre que te hizo daño? —la interrogué ansiosa, mi corazón iba a escaparse de mi pecho por el temor de que su respuesta fuese afirmativa.
—¡Estás loca mujer! —me respondió mi amiga inmediatamente —. ¿Piensas que si hubiese sid