72. EL CAZADOR, CAZADO.
ALICE.
—Alice, hija, abre tus ojos.
—Madre, yo…
—Alice, debes comer, por el bebé, por Ismael.
El golpe había sido grave, estuve varios días inconsciente y que aún tuviese bebé, solo era un milagro que nadie en ese hospital podía creer.
Había pasado de estar cuidando a Stan a ser ahora una paciente más.
No teníamos rastro de su paradero, Paris supo ocultarse perfectamente entre la ciudad y el único registro que dejó fue el de ella saliendo del país junto a Stan, algo que estaba segura había hecho a propósito.
El dolor, la impotencia, la ira, la amargura me estaban gobernando, la estaba dejando ganar, pero es que yo también estaba cansada.
Le había jurado a ismael que todo estaría bien y ahor ami niño tenía sus ojos hinchados por que ya no tenía a su papá, a ese que visitaba todos los días y le narraba historias para que abriera sus ojos pronto, ojos que me miraron antes de caer y que estaban llorando cuando yo lo llamaba.
No sabía si me había recordado, no sabía si estaba bien,