Luces fatuas
Luces fatuas
Por: Devin Lovery
La razón de lo irracional

𝘋𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘭𝘰 𝘦𝘴𝘤𝘳𝘪𝘵𝘰, 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘢𝘮𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘴𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘤𝘳𝘪𝘵𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘴𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦 

𝘍𝘳𝘪𝘦𝘥𝘳𝘪𝘤𝘩 𝘕𝘪𝘦𝘵𝘻𝘴𝘤𝘩𝘦

¿Quién masacra a los ancianos a horas de la noche? ¿Qué conexión hay entre los niños a los que les falta un brazo y su amígdala, con las múltiples fotografías de resonancias magnéticas situadas en cada poste de luz? Las calles se tiñen de sangre que rápidamente se esparcen en la acera. Las personas de Denver prefieren no comprometerse más de lo necesario -quizá esto sea por miedo, o por pura indolencia-. Esto me aterroriza más que los propios asesinatos. En todo caso siempre hay un principio y éste es el primero que he decidido tomar personalmente. 

Primer preludio 

1992. 

¡NIÑO ENCONTRADO EN LAS AFUERAS DE DENVER! Así titulaba 𝘛𝘩𝘦 𝘞𝘦𝘦𝘬𝘭𝘺 𝘎𝘢𝘻𝘦𝘵𝘵𝘦 hoy jueves 5 de noviembre de 1992, la víctima del homicidio responde al nombre de Chris Marshall y su edad es tan solo 11 años. Su familia se expresó frente a Chris como alguien «atento, y respetuoso». No dieron más declaraciones frente al tema. 

25/10/1992 ( 𝘷𝘪𝘦𝘳𝘯𝘦𝘴) 

Son las nueve en punto de la mañana, día en que la familia Marshall se vería sumida en una entropía de la que no estaban preparados. 

Dave se ha levantado a la hora habitual, y su mujer lo llama repetidas veces para que baje a desayunar. 

-Amor, necesito hablar contigo -musita Rose con delicadeza.

-Ya voy estoy en el baño, no me demoro -responde Dave mientras se enjuaga el rostro quitándose las lagañas de la comisura de los ojos.

Dave llamó a sus hijos para que bajaran a desayunar con él. Tanto Chris como Tom conocían el temperamento fuerte de su padre, así que no pusieron problema alguno y decidieron bajar rápidamente. Desayunan y conviven, algo muy normal en una familia así de «unida». Después de haber desayunado Rose le pidió a sus hijos que v jugaran un rato afuera de la casa, porque necesitaba hablar con su padre. Ellos salieron no sin antes preguntarle a su madre cuánto tiempo pueden quedarse jugando. 

-Tranquilos, pueden jugar el tiempo que quieran -dijo Rose. Y así la casa quedó en un silencio abrupto. 

-Dave, ¿Recuerdas cómo nos enamoramos? Tú siempre fuiste tan romántico, y ladino; creo que eso fue lo que me cautivó más de tí. 

Dave no dijo nada. La escuchaba, eso sí, pero su mente estaba sumergida en el momento, en el que sus vidas se cruzaron y se convirtieron en una. 

Era 1977, solo habían pasado dos años del conflicto bélico con Vietnam y su posterior resolución. Dave había quedado huérfano después de que su padre decidiera ir a Vietnam en representación de su país. «𝘱𝘰𝘳 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘱𝘢𝘵𝘳𝘪𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘢𝘯𝘵𝘰 𝘢𝘥𝘰𝘳𝘰, 𝘺 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘢𝘯𝘵𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘪𝘮𝘰, 𝘯𝘰 𝘷𝘰𝘺 𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘪𝘵𝘪𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘶𝘯𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘶𝘯𝘪𝘴𝘵𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘮𝘪𝘦𝘳𝘥𝘢 𝘵𝘦𝘯𝘨𝘢𝘯 𝘶𝘯𝘢 𝘳𝘦𝘶𝘯𝘪𝘧𝘪𝘤𝘢𝘤𝘪ó𝘯» fue lo que escuchó de su padre esa gris mañana, lo que no imaginaba es que también sería lo último. Dave tuvo que conseguir trabajo porque ya no tenía un respaldo familiar concreto -su madre lo abandonó cuando tenía 3 años- y sabía que de buenas intenciones no iba a llenar su estómago. Pudo conseguir uno en una frutería que se hallaba a unos ochocientos metros de su casa. Ahí, en aquella pequeña frutería la conoció. Espontánea, hermosa y tan pletórica, un completo pilar; ojos azules y un cabello tan dorado como el de Rapunzel, era alta pero no mas que él. Entre charla y charla ínfimos sentimientos empezaron a volverse grandes, 𝘢𝘴í 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘰 𝘦𝘴 𝘢𝘮𝘰𝘳, ¿𝘦𝘩? 𝘰 𝘢𝘭 𝘮𝘦𝘯𝘰𝘴 𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘦𝘹𝘵𝘳𝘢ñ𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘪𝘧𝘪𝘤𝘢𝘤𝘪ó𝘯 pensó Dave. Ese corto momento, se había convertido en su momento; a veces el destino armoniza con la vida misma. Consumaron su relación casándose el 20 de abril de 1980 y teniendo a su amados hijo Chris y Thomas. 

¿En qué momento todo cambió? ¿Por qué el amor se volvió odio y desasosiego? Rose sabía que Dave estaba adquiriendo un amor por la bebida, cada vez más ebrio, y cada vez más inestable. Una noche llegó más tomado de lo normal y golpeó a Rose hasta el cansancio, el hecho de que sobreviviera de tal paliza ya de por sí era un milagro.

-Dave, ¿Me estás escuchando? -claro que escuchaba, pero seguía manteniendo la boca cerrada. 

-Estoy cansada Dave, las cosas últimamente no están funcionando, créeme cuándo te digo que me he esforzado mucho por sacar adelante esto porque te amo, siempre lo haré-dijo rompiendo en llanto-. Pero no soporto más tus insultos, tus golpes. -sus manos temblaban tanto que decidió llevárselas al rostro.

-No lo entiendo, dices amarme y me sales con esto, ¿Acaso eres estúpida? -su tono de voz era cada vez más fuerte y el palpitar empezaba a acelerarse de manera elevada, parecía el golpeteo en los platillos de la canción «Love hurts»-. Debes serlo. Sí, eres una completa estúpida ¿Quién mierdas te creés, Marilyn Monroe? Espero que no hables en serio con lo del divorcio, o vas a lamentarlo. 

El llanto de Rose captó la atención de sus hijos que llegan a consolarle. Dave decide irse, pero el vaho que salía de su boca deja divisar el odio que estaba intentando contener. Cada palpitar era una letanía de odio, el perder a su mujer y a sus hijos simplemente es inaceptable, pero el odio que siente era demasiado grande para guardarlo. 

2

2 de noviembre de 1992 

¡ AL JUZGADO! Dave Marshall es acusado de asesinar a su hijo Tom a sangre fría; es el titular principal de 𝘛𝘩𝘦 𝘸𝘦𝘦𝘬𝘭𝘺 𝘨𝘢𝘻𝘦𝘵𝘵𝘦, y en la esquina inferior de los titulares se ve en negritas: 𝘾𝙝𝙧𝙞𝙨 𝙈𝙖𝙧𝙨𝙝𝙖𝙡𝙡 𝙙𝙚𝙨𝙖𝙥𝙖𝙧𝙚𝙘𝙞𝙙𝙤 junto a una foto del chico sonriendo. 

1/11/1992 ( 𝘴á𝘣𝘢𝘥𝘰) 

Tom Marshall fue un buen muchacho. Siempre obediente a las órdenes de sus padres. Constantemente veía las fuertes confrontaciones de Rose y Dave pero no se involucraba. Él quería solucionar las cosas, por complicado que pareciera, pues extrañaba las épocas en las que se regocijaban como la familia más feliz del mundo. No pudo darse cuenta cuando todo cambió para mal, y cómo empezaba a quedarse atrás. Se sentía abandonado y solo; muchas veces lloraba en su cuarto. Noches de tristeza con la mano sujeta a el pecho se lamentaba hasta quedarse dormido. 

Aquel día notó lo alterado que se encontraba su padre y pensó que un juego podría aliviarlo. Cuando bajó al sótano sintió un fuerte hedor a alcohol. Atisbó hacia la esquina inferior notando como una parte del linóleo gris ahora era una masa de bilis verdosa. Su padre estaba sentado en el suelo con una botella de whisky en su mano izquierda. Miró en derredor y se acercó un poco más a su padre -como cuando él llegaba algunas noches, dando pasos ínfimos para no ser escuchado-.

-¿Padre, qué haces aquí a estas horas? -dijo-. Creo que deberías estar arriba con mi madre, con noso...-Se interrumpió. Por un momento solo hubo silencio. Cuando volvió a hablar su voz estaba llena de horror. 

-Padre...¿Qué es esa sangre en el suelo? -sus labios temblaban mientras miró rápidamente las manos de su padre. Tenía cortes profundos en la palma de la mano, y fragmentos de vidrio estaban tras sus pies-. No supo que hacer y trató de preguntar de nuevo, pero su voz no sonaba.

-Largo de aquí, quiero estar solo. Ve a tu cuarto si no quieres que te obligue a hacerlo. 

La noche era fría, y callada; Tom pudo notarlo por el vaho que salía de los labios de su padre. 

-Me quedaré contigo, a lo mejor me necesites. -su tono era apagado-. Y si quieres podemos jugar un rato. ¿Jugamos padre?

-Es culpa tuya, ¿Sabes? Que tu madre sea así de infeliz, que yo sea así de infeliz es culpa tuya. 

-No es cierto... -Dice sujeto a su mano, y con un nudo en la garganta-. No es cierto, discúlpate por lo que has dicho. 

-¡Déjame en paz! Vete a tu maldito cuarto de una puta vez. -le asió el brazo derecho con abismal fuerza, y lo miro fijamente a los ojos-. Largo de aquí, no lo volveré a repetir. 

-tás mintiendo. -farfullando y débil, casi al borde de las lágrimas-. Siempre me comporto como tú y mi madre me lo piden. Nunca les he recriminado nada, ¿Por qué me dices eso? Estás mintiendo, lo sé. 

Un golpe en seco llegó al pómulo derecho de Tom, acompañado de un rodillazo en su estómago. Tom empezó a retorcerse en el suelo, y uno de los fragmentos le cortó la ceja derecha. 

-¿QUÉ ME HAS HECHO? 

Un hilo de sangre empezó a descender por la ceja hasta llegar a la comisura de sus ojos. Tom agarró un fragmento del suelo y lo clavó en el muslo de su padre. Intentó correr desesperado pero antes de siquiera dar el primer paso fue levantado y lanzado brutalmente al suelo. Empezó lentamente a perder la consciencia profiriendo a medias unas cuantas palabras. 

-Viejo de m****a...-espetó-. Te vas a arrepentir.

Observó como su padre se dirigía a la caja de herramientas. Tom se ahogaba en sus propias lágrimas, que comenzaron a unirse con la sangre que salía de su rostro, su padre enloqueció y no había nada humanamente posible que hacer. Dave lleno de ira y miedo miró en derredor al sótano hasta llegar a la caja de herramientas. Vio una llave de tubo -la cuál hubo usado meses atrás para arreglar una fuga de agua en el fregadero- y la izó. En su mano izquierda asía la llave y en la derecha la botella de whisky. Se acercó hacía Tom y lanzó el primer golpe a su omóplato. El crujido se escuchó claramente y un fuerte grito llegó acompañado de éste. Dave se alejó y encendió la radio. Empezó a sonar «𝘓𝘢 𝘝𝘪𝘦 𝘌𝘯 𝘙𝘰𝘴𝘦» de Édith Piaf. «𝘋𝘦𝘴 𝘺𝘦𝘶𝘹 𝘲𝘶𝘪 𝘧𝘰𝘯𝘵 𝘣𝘢𝘪𝘴𝘴𝘦𝘳 𝘭𝘦𝘴 𝘮𝘪𝘦𝘯𝘴 𝘜𝘯 𝘳𝘪𝘳𝘦 𝘲𝘶𝘪 𝘴𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘥 𝘴𝘶𝘳 𝘴𝘢 𝘣𝘰𝘶𝘤𝘩𝘦 𝘝𝘰𝘪𝘭à 𝘭𝘦 𝘱𝘰𝘳𝘵𝘳𝘢𝘪𝘵 𝘴𝘢𝘯𝘴 𝘳𝘦𝘵𝘰𝘶𝘤𝘩𝘦𝘴 𝘋𝘦 𝘭'𝘩𝘰𝘮𝘮𝘦 𝘢𝘶𝘲𝘶𝘦𝘭 𝘫'𝘢𝘱𝘱𝘢𝘳𝘵𝘪𝘦𝘯𝘴 𝘘𝘶𝘢𝘯𝘥 𝘪𝘭 𝘮𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥 𝘥𝘢𝘯𝘴 𝘴𝘦𝘴 𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘐𝘭 𝘮𝘦 𝘱𝘢𝘳𝘭𝘦 𝘵𝘰𝘶𝘵 𝘣𝘢𝘴 𝘑𝘦 𝘷𝘰𝘪𝘴 𝘭𝘢 𝘷𝘪𝘦 𝘦𝘯 𝘳𝘰𝘴𝘦» empezó a musitar Dave mientras se acercaba a Tom. Lanzó un segundo golpe al rostro pero Tom puso la mano -que terminó quebrándose- para impedir que el golpe le destrozara la cara. Dave se quitó el fragmento del muslo, lo pasó lentamente por la sien de Tom, y aplicó más fuerza finalizando en el labio. Era un corte muy profundo, se notaba como la carne pendía de un hilo. Tom no tenía fuerza, su voz es apagada e ininteligible, sus berridos ahogados, su vida efímera. Llegó un tercer golpe al rostro, luego un cuarto, luego unos cuantos más, el rostro de Tom tiene una hendidura y una masa gris se asoma disimuladamente por su parietal derecho. La sangre salía a borbotones que estallaban en sincronía con el compás de la canción. Antes de desfallecer Tom sujetó la camisa de su padre y consigue arrancar un botón 

-te perdono... -sonó más cómo un '𝘦 'e𝘳𝘥𝘰𝘯𝘰.

Esto hizo que Dave entrase en razón, logró darse cuenta de que ya no había fuerza en el agarre de su camisa. La mano de su hijo descendía lentamente hasta llegar al suelo, así que miró el rostro de su hijo y divisó una lágrima desvaneciendo en la comisura de su ojo derecho -el izquierdo estaba a punto de salirse de su cuenca- , y empezó a llorar. Llevó a Tom hacia su pecho y se quebró completamente. En la radio ahora suena «Gloomy Sunday». La noche es solitaria y fría. El sótano grande y desangelado. El linóleo empieza a teñirse de rojo. Los lamentos de Dave son apagados, ahogados pero dolorosos. 

3

Chris está dormido, había sido un día agotador. El estar jugando toda la tarde a las atrapadas le pasó factura por la noche. Cenó muy poco y subió a su habitación, se puso la pijama y cayó en un sueño profundo. Tenía sueños de fantasía, sueños en lo que es un héroe, sueños de una imaginación que da envidia. Un ruido lejano le interrumpe y le obliga a abrir los ojos. «Otra vez pa está ebrio, espero no termine destruyendo todo lo que hay en el sótano». Giró su cuerpo para levantar a su hermano y se dio cuenta que él se había ido de la habitación. Decidió no prestar mucha atención a ello, aunque si le sorprendía un poco que no estuviera en la alcoba. Ya a punto de recobrar el sueño un grito y un golpe en seco retumbaron en sus oídos; inmóvil y con la mente en blanco Chris optó po salir de la alcoba. 

-¿Tom, estás ahí? Tom abajo hay mucho ruido, respóndeme... 

Pero no halló respuesta, así que fue directamente al sótano. Al bajar lenta y cuidadosamente las escaleras, escuchó un tintineante sonido metálico que resultaba ser muy tedioso. 

-Tom en dónde est... -se interrumpió de manera abrupta cuando sus ojos divisaron hacia la portezuela del sótano. Trastabilló y cayó dos escalones arriba, se raspó la pierna derecha, pero ni siquiera se dió cuenta. La imagen fue demasiada para sus ojos, no pudo aguantar el impacto y vomitó, la combinación era terrorífica y grotesca. Su hermano estaba en el suelo sujetando la camisa de su padre. Divisó la mano izquierda de Tom y notó que el dedo índice y corazón estaban quebrados. La muñeca tenía movimiento propio, pero predecible. Adelante, atrás, izquierda y derecha. Tom Trató de hablar pero el golpe de la llave tapó su voz, este fue particularmente peor porque fue directo al rostro, y un grito trató de salir pero quedó encerrado. Vinieron otros cinco golpes más. El brazo de Tom estaba roto, su rostros desfigurado, el ojo izquierdo se asomaba con indicios de escapar de su órbita. En la frente de Tom burbujas de sangre empiezan a inflarse y a estallar. Chris intentó balancearse y ahí fue cuando se dió cuenta que estaba anquilosado. 

-te perdono... -musitó Tom antes de fallecer. 

La voz llegó como un grito a los oídos de Chris, que logró ponerse de pie con las rodillas temblando. «Necesito escapar de aquí, y contactar con mi madre, y con la policía». 

Un megáfono empezó a sonar anunciando el toque de queda debido a los múltiples asesinatos que han venido ocurriendo. «𝘗𝘰𝘳 𝘴𝘶 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘦𝘴 𝘳𝘦𝘤𝘰𝘮𝘦𝘯𝘥𝘢𝘣𝘭𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘢𝘥𝘪𝘦 𝘴𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘶é𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘦 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘤𝘢𝘴𝘢. 𝘮𝘢𝘯𝘵𝘦𝘯𝘨𝘢𝘯 𝘭𝘢𝘴 𝘱𝘶𝘦𝘳𝘵𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘭𝘢𝘷𝘦 𝘦 𝘪𝘮𝘱𝘪𝘥𝘢𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘶𝘴 𝘩𝘪𝘫𝘰𝘴 𝘴𝘢𝘭𝘨𝘢𝘯, 𝘯𝘰 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢 𝘦𝘭 𝘮𝘰𝘵𝘪𝘷𝘰». Chris divisó hacia el reloj que estaba colgado en la pared. 9:30 p.m. Salir de su casa era igual de descabellado que mantenerse en ella. Su madre se encontraba trabajando y no volvería sino hasta las once menos treinta, así que no quedaba mucho tiempo ni para él, ni para su madre. Cada escalón lo subía con más lentitud y cuidado, hasta que logró llegar a la sala. Sudaba, sí; pareciera estar en el desierto de Sáhara. Intentó pasar saliva pero era seca. salió de su casa y sólo comenzó a escapar en una dirección hasta terminar perdiéndose. Una de las sandalias quedó tirada en el camino. 

Ya con los pies agotados, y con el estertor de su respiración, Chris decidió detenerse y observar un letrero. BIENVENIDOS A DENVER, LUGAR DE OCIO Y APRENDIZAJE. «Maldición estoy perdido, necesito buscar ayuda». Atisbó a un hombre de gran tamaño que de casualidad rondaba por el lugar. 

-¡AYUDA! SEÑOR, POR FAVOR AYÚDEME... MI PADRE... MI PADRE HIRIÓ A MI HERMANO... AYÚDEME POR FAVOR.

El hombre viró su cabeza hacia Chris y avanzó lentamente

-¿Qué tienes, muchacho? ¿Qué haces a estas horas de la noche?

-por favor escúchame. Mi padre acaba de masacrar a mí hermano, y creo va a hacer lo mismo con mi ma...

-¿No has oído del toque de queda? 

-señor póngame aten...

-¿No crees que es peligroso estar a estas horas? 

-Tiene razón pero... -se quedó sin voz al izar la vista, y divisar al hombre. Tenía parte de los labios, al parecer los había mordido hasta arrancarlos. La comisura de su boca estaba destrozada, y tenía una especie de aparato metálico que rodeaba sus labios. llevaba un sombrero de cuero, que trataba de esconder sus ojos. Chris lo notó. Sus párpados estaban cortados, su mirada penetrante, y su nariz -o lo poco que quedaba de ella- estaba manchada de un bermellón vivo y seco. En sus manos habían cicatrices de cortes profundos. Eso inevitablemente le recordó a su padre. Chris bajó la mirada para intentar contarle con más calma lo que había sucedido, no era capaz de mirarlo de nuevo al rostro. El impacto funcionaba como punzadas por todo su cuerpo. 

-¿Qué sucede, no dirás nada? -dijo-. ¿Tienes miedo de mí? 

En verdad quería contar todo, se estaba quebrando y necesitaba a sobremanera que alguien lo escuchara. Con el rostro en el suelo Chris divisó que la sombra del hombre cada vez se hacía más grande, más imponente. Sus rodillas cedieron y cayó de espaldas al suelo. Temblaba. El cuerpo no le respondía. La voz no salía. Asustado, apoyó sus manos rápidamente sobre el linóleo y salió a correr, pero un cuchillo atravesó su muslo derecho. Volvió a caer en un gesto de dolor inimaginable. Mandó sus manos al muslo desprendiendo el arma. Se arrastró por el suelo dejando tras de sí un zigzag a base de sangre. Se levantó intentando correr mientras se desangraba. Cojeaba y no avanzaba mucho. El cuchillo atravesó su muslo izquierdo. Chris yacía en el suelo. Se arrastraba, tratando de llegar al jardín más cercano. Cuando llegó a la zona verdosa, fue levantado y arrojado al suelo una y otra vez. Sus dientes estaban esparcidos por todo el jardín. La sangre empezó a viajar lentamente por el pastal hasta llegar a la avenida. Chris es levantado y sujetado del cuello, el cual cada vez aprietan con más fuerza. 

-¿No escuchaste del toque de queda? Si tan solo hubieres sido más inteligente, no estarías pasando por esto. Resulta que el responsable de los asesinatos soy yo. Te estoy dando el placer de verme a los ojos, y la libertad de abstraer tu sufrimiento -dijo, mientras apretaba con más fuerza la manzana de el muchacho-. No lloraras más, pequeño

-Yo no lo entien... -interrumpido por la fuerza demencial del hombre, solo tosió sangre.

-¡LITTLE PIG!

Quebró su cuello y lo tiró al pavimento. 

Llegó el día del juzgado de Dave en el cual se le sentenció como culpable. Rose estaba quebrada, y en parte sabía que era culpa suya. Él no iba a cambiar, y ella no iba a dejarlo. El amor que tenía era grande, pero muy ingenuo. Dave lloraba descontroladamente, lamentaba el hecho de no haber podido controlar sus impulsos. Las palabras de su hijo retumbaban en su cabeza. «𝘛𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘰𝘯𝘰 𝘱𝘢𝘥𝘳𝘦». Ese sonido generaba un eco lleno de detrimento. 

-Esa no fue mi intención... Yo quería mucho a Tom, él era un grandioso hijo; yo simplemente... Lo siento -dijo llorando-. Por favor encuentren a Chris, debe estar escondido temblando de pavor. Por favor, deben encontralo, no sé qué sería de mí si él también está muerto. Yo no... -se dejó caer llevándose las manos al rostro, temblando y con la voz entrecortada. 

Tres días después de la sentencia a Dave, Chris es encontrado. Lastimosamente, muerto. Sus dientes fueron acomodados en fila india, uno por uno. Tres metros más adelante yacía el cuerpo de Chris. Su cabeza no se encontraba donde debería, y su estómago temía un extraño bulto. Al examinar se dieron cuenta de que estaba cosido y por la forma, es algo seguro que su cabeza se encontraba allí. Para sorpresa de los forenses no es así. Lo que se encontraba en el estómago era la cabeza de un bebé con pocos días de nacido en estado de putrefacción. El niño no tenía ojos, solo estaban las órbitas junto con una nota breve. ¡LOS NIÑOS DE DENVER SIGUEN PERDIENDO, PERO CHRIS MARSHALL VA A LA CABEZA! Los forenses quedaron perplejos por la atrocidad del asesinato, y por el particular juego de palabras...

Primer interludio 

Una extraña visita llega al consultorio

25 de noviembre de 1992

Mi nombre es Thomas Smith, soy psicólogo de la ciudad de Salem Massachusetts. Es normal que reciba un promedio de 3 visitas a lo sumo. Pero no me siento conforme del todo, las consultas que llegan a mí no son tan complejas de tratar y eso me aburre. Quiero algo más complejo, algo más grande. 

Soy divorciado, mi ex mujer reclamó mi obsesión con el trabajo y mi falta de atención hacia ella. Lo que era solo una excusa para negar que me engañaba con su profesor de yoga. 

-No fue mi intención...-dijo- pero sentía que ya no era amada por tí 

-¿Te acostaste con otro hombre? 

-No, yo no... 

-Te lo pregunto porque si te acostaste con otro hombre está bien. En verdad lo está. 

-¿Qué carajos estás diciendo? Esa es una pregunta rara 

-No lo es. Si te sientes bien al estar con otro hombre que no sea yo, entonces no debes cohibírte de ello. 

-Cuando me dices cosas como esas, siento como si no me amaras...

-No lo hago -repliqué con la monótona entonación con la que uno se da cuenta que una relación va a terminar.

Era mejor despedirme y dejar que ella viviera su vida. Yo era incapaz de poner mis deseos sobre los suyos. Quería que se quedara, pero no todo lo que uno quiere, se vuelve realidad. 

No sabía de su relación, y no me di cuenta sino hasta un año después de sus salidas a escondidas. Fue en su cumpleaños cuando supe que estaba enamorada de otro hombre. Yo salí temprano de el trabajo y compré un pastel, una vela y champagne para celebrar; al fin y al cabo era otro año juntos. Estaba a pocas cuadras de nuestra casa, cuando un descapotable rojo se estancó frente. Por la puerta izquierda salió él. Pensé que era uno de esos cobradores que llegaban cada ciertos días, por la hipoteca, pero luego cuando también bajó ella -arreglada y sonriente-, la mente me quedó en blanco. Me detuve y los observé. Él la asió por la cintura y le dió un beso, uno duradero. Del bolsillo y por sorpresa, como si fuera un mago, sacó una pequeña caja, la abrió y se la mostró a Roslyn; por la cara sonrojada y alegre de ella imaginé que era un anillo, pero no era así. Era un collar. Roslyn lo abrazó y le dió un beso, era un acto recíproco y amable. Él tomó el collar y se pocisionó detrás de quien era mi esposa. Izó su cabello por un momento y situó el collar no sin antes ver unos cuantos segundos su nuca. Yo no presté atención, pero el pastel había caído al suelo. Lo noté cuando un perro se acercó a comer parte de él. El shock había sido increíblemente grande, la combinación fue de agonía y se me escapó de las manos. Quise gritar, y sorprenderle. Recriminarle lo que estaba pasando, pero ahí noté la felicidad que ella sentía en ese momento. La misma felicidad que sintió conmigo cuando sus ojos se perdían en las luces de la ciudad. Decidí irme. 

Volví al consultorio, destapé el champagne y tomé una bocanada. Sujeté la foto de nuestro matrimonio, y la estrellé contra mis nudillos. Un hilo de sangre bajó por mi mano derecha. No hubo lágrimas. Solo me senté en el linóleo de la sala y me lamenté. Salí de la consulta, hice el último sacrificio vespertino y volví a comprar el pastel. Llegué a la desangelada casa, la que en algún momento nos perteneció a los dos,  en la que dos enamorados consumaron el cariño que se tenían uno al otro. Dejé el pastel junto con la vela en el comedor, me dirigí al frigorífico y tomé una botella de vino y unas copas. Roslyn salió y me dió un beso en la mejilla. Tenía un vestido rojo y el maquillaje un poco corrido.

-Feliz cumpleaños 26° madam. Otro año juntos, y espero sigan siendo muchos más -(𝘯𝘰 𝘴𝘦𝘳á 𝘢𝘴í.)

-Oh, mi vida gracias por recordarlo. ¿Qué tal si tomamos una copa de ese vino que traes? 

-está bien. -(𝘯𝘰, 𝘯𝘰 𝘭𝘰 𝘦𝘴𝘵á.) Vete acomodando mientras corto el pastel. ¿Qué tal estuvo tu día? 

-No estuvo tan bien Thomi, solo estuve con unas amigas

-¿Sí? -( 𝘰𝘩, 𝘮𝘪𝘦𝘳𝘥𝘢 𝘯𝘰 𝘮𝘦 𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘢𝘴.) Genial, ¿No? 

-Eso creo, fue algo aburrido la verdad. Pero brindemos, amor. Por nosotros. 

-Por nosotros -( 𝘓𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘯𝘢 𝘷𝘦𝘻 𝘧𝘶𝘪𝘮𝘰𝘴.) 

Traté de no decir nada. La rabia y la decepción me carcomía pero hice lo posible por aminorar esos sentimientos. Entré a la habitación, me senté en la cama, y divisé hacia el buró. Allí estaba el collar. Lo sujeté un momento, y lo dejé de nuevo en dónde estaba inicialmente. 

- Tus amigas si que dan buenos regalos, ¿Eh? 

-¿A qué te refieres? -preguntó sorprendida, cómo quien no sabe de qué le están hablando.

-Hablo del collar qué está en la mesita junto a la alcoba. 

-Ahhh, sí, son buenos...

-¿Por qué mientes? -( 𝘤á𝘭𝘮𝘢𝘵𝘦.)

-¿Disculpa? -dijo- Qué me está queriendo decir, Thomas. Dilo con claridad. 

-No es nada -( 𝘰𝘩, 𝘴í 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘰 𝘦𝘴.) Día pesado, supongo. 

Después de unos días le repliqué si estaba con otro hombre; algo tonto porque ya lo sabía. Sin embargo quería escucharlo de su boca. Ese fue el principio del fin de nuestra relación. No vale la pena pensar en ello. 

                                 2

Hace poco empezaron a resonar una serie de asesinatos en la ciudad de Denver. Se ha hecho muy popular la desmedida desaparición de ancianos y jóvenes. La policía del lugar trata de que este escándalo no salga a colación, pero con la reciente publicación de «𝘛𝘩𝘦 𝘸𝘦𝘦𝘬𝘭𝘺 𝘨𝘢𝘻𝘦𝘵𝘵𝘦» ya no se puede ver esto como un simple problema regional. He estado dándole vueltas a ello, y analizando la razón del porqué suceden estas catástrofes. Siento que sería una gran historia que contar, una grande que investigar. Me convertiría en el tipo más audaz y demostraría a Roslyn y a todo el mundo que no soy un perdedor. Pero por encima de todo, quiero conocer el motivo del asesino. El porqué de esa obsesión con arrancar la amígdala de las personas, como si fuera "scarecrow". Qué es lo que lo impulsa, por qué solo niños y personas longevas. Quiero saberlo. Son las 10:30 pm. Esta se ha vuelto la hora en la que apago las luces y cierro mi pequeño consultorio. Cuando recliné la silla para alcanzar unos papeles, la puerta estalló en unos desesperantes golpeteo, acompañado de un incómodo silencio. Por un breve momento quedé inmóvil y asustado pregunté quién se encontraba al otro lado de la puerta, pero lo que respondía quién quiera que fuera, era ininteligible. Me levanté del sillón y atisbé por el ojo mágico de la puerta. Era un hombre. Lo notaba confundido y demasiado asustado, al punto de proferir sollozos. Abrí la puerta con cautela y situé el paraguas junto a mi muslo derecho. Cuando entró sus extraordinarias heridas me tomaron por sorpresa. Tenía las manos destrozadas, era imposible evitar ver esos cortes tan profundos. Al parecer su nombre es Adam Lambert, trataba de hablar pero no lo conseguía. Temblaba y no paraba de dar pequeños golpes a la mesa. 

-¿Qué quieres? ¿Qué te sucedió? 

-Yo... yo sé...-dijo- Yo sé quién es... el asesino rumoreado 

-¿Qué? ¿A qué te refieres. Sabes quién es el autor intelectual de tal masacre? -si que me tomó por sorpresa, esa confesión, aunque dudaba de él. Sin embargo parecía sumergido en su mundo, quebrado. Un hombre así no mentiría. 

- ¿Por qué me estás contando esto a mí? -dije-. ¿Por qué no vas con la policía? 

-Lo he estado siguiendo Thomas. Sé que a usted le interesa esto, y yo francamente no puedo guardarlo más. El asesino es William Lovery. Lo sé. 

-¿Cómo sabes ello? ¿Quién es William Lovery?

-Estuve allí, créame lo que le estoy diciendo. Yo ya no tengo nada que perder...

-Está bien, entonces habla -me acomodé en el sillón, y saqué el bolígrafo de un cajón. Si lo que decía era cierto entonces debía prestar atención-. Vamos cuéntame qué es eso de «estuve allí» y como aseguras saber quién es el asesino. 

-solo lo sé. Es cuestión suya creerme o no. 

Hubo un silencio brutalmente incomodo pero finalmente habló. Me mostró cómo el despiadado monstruo que asesinaba de manera tan cruda, alguna vez fue un humano...

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo