Luces, cámara... ¡Atrapa un millonario!
Luces, cámara... ¡Atrapa un millonario!
Por: Iriani Balandrano
Prólogo.

Un mes atrás…

-Abre también esa cortina, Martha. Gracias- Dijo el señor Francisco a su empleada doméstica para que el sol pudiera despertar a la bella durmiente, alías la “Bello desastre” o “Vergüenza Ele-gance” o, su favorita “Heredera malcriada”. Aún no podía creer que tuviera la cara para seguir durmiendo cuando ya pasaban de las dos de la tarde.

Justo se había levantado con la hermosa noticia de que su hija era la comidilla del pueblo, de nuevo. Siete veces en el mes sus constantes salidas nocturnas y actitud déspota habían sido captadas, difundidas y vistas por millones de espectadores. Hoy, en vez de firmar un nuevo acuerdo para proveedores, él y su equipo de publicidad o control de daños como más acertadamente debería llamarse, tuvo que sobornar, amenazar y suplicar para detener la mala publicidad que su hija le traía a su empresa. Su equipo legal hoy no dormiría, eso era seguro.

-Aquí tiene la jarra, señor Francisco.- Dijo Martha – Me permití agregar unos hielos, señor.

-Gracias, cariño. Como siempre, eres maravillosa. Ahora, permíteme despertar dulcemente a mi princesa.

Y sin más miramientos vació el contenido entero sobre la cabeza de su hija y mientras ésta se ahogaba, le devolvió la jarra a Martha.

-¡¿Qué demonios, Martha?! ¡Estás jodidamente despedida! ¡Te dejaré en la calle m*****a…!- Interrumpió su arrebato cuando me vio a lado de su cama.- Uh, hola papi. ¿Viste lo que la loca de Martha me acaba de hacer? Despídela, papi- Dijo haciéndome pucheros.

-Claro que la vi, mi ángel. De hecho – Dijo como quien no quiere la cosa- venía preparado con el contrato. Solo firma aquí y Martha quedará oficialmente despedida.

Su hija era hermosa, pero no muy inteligente, así que alegremente firmó los papeles que su padre le ofrecía con su pluma rosa favorita y se los devolvió con una sonrisa arrogante en dirección de su empleada.

-Ya lo oíste Martha, quiero que dejes mi casa ¡Ahora!

Martha miró al señor Francisco y con una inclinación de cabeza abandonó la habitación sin decir nada, sin mirar atrás y con un fuerte portazo salió de la elegante villa propiedad de Elena. Poco sabía esa niña malcriada que Francisco ya había hablado con Martha y ambos llegaron a un buen acuerdo de remuneración, así como el trabajo de ama de llaves de su nueva casa en Ciudad O.

-Gracias papi. Para ser honesta contigo, nunca me cayó bien. Era muy ruidosa y no hacía su trabajo adecuadamente. En fin, ¿A qué debo el placer de tu visita?- Dijo con una enorme sonrisa.

Su padre la miraba muy serio y a ella no le gustaba el ambiente extraño en el que se encontraban.

-Por nada en especial, pequeña. Solo quería pasar a saludarte. Hace unas horas que llegué de mi viaje por Europa y recordé que no te había visto en todo el mes.- Dijo el señor Francisco controlando su genio- Dime, ¿Qué hay de nuevo en tu vida? ¿Cómo vas en la Universidad?

-¡Genial, papi! – Dijo mintiéndole sin remordimiento- Mi profesor de arte moderno dice que soy una buena artista, así que en cuanto me gradúe me voy a encargar de hacer las pinturas para tus oficinas nuevas en Ciudad O.

Lo primero que había hecho su equipo de publicidad fue contactarse con la Universidad de su hija para preguntar por sus calificaciones, ya que querían contrarrestar su vida salvaje con algún loco plan en el que pudieran explicar que su actitud fiestera era porque se sentía presionada en la escuela y necesitaba desestresarse. Obviamente, el plan se fue al retrete cuando les informaron que su hija no se ha presentado desde hace dos años… y se suponía que estaba en su último año. ¿En qué m****a se había gastado su dinero cuando le pedía grandes sumas para libros, expediciones escolares, materiales de pintura y cualquier tontería? Solo ella lo sabía.

-Eso me parece bien. Y dime, ¿Qué hiciste anoche? Tienes grandes círculos debajo de tus ojos y apenas te encuentras levantada.

-Esque esta semana ha sido muy difícil para mi- Dijo cabizbaja. No era lista, pero si buena actriz- He estado preparando mis proyectos finales para mis próximos exámenes y no he podido dormir mucho. Quizá debería aprovechar el fin de semana para ir a un spa, me siento un poco tensa.

-Me imagino. Escucha, desayunemos primero y luego planeemos un fabuloso día en el spa padre e hija. ¿Qué te parece?

-Suena encantador, papi. Permíteme darme un baño para dejar de parecer perro mojado y te alcanzo abajo. Los teléfonos para el restaurante italiano están sobre el mostrador. Pide lo que quieras y yo quiero un poco de pasta. ¡Eres el mejor! - Dijo saliendo de la cama y dirigiéndose a su enorme y lujoso baño.

El señor Francisco la vió partir y reflexionó sobre los papeles que tenía en su mano; despacio salió de la habitación y se dirigió a la cocina ultramoderna de la que estaba seguro que su hija no hacía un mayor uso que decoración. Se sentó en el comedor que bien valía el equivalente a tres meses y medio de salario de su mejor investigador. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que esta mansión era solo el resultado de no ponerle límites a su hija y estuvo muy decepcionado de sí mismo como padre: Era su culpa que su pequeña y adorable bebé no supiera el valor del dinero.

Desde que su madre murió cuando ella tenía cuatro años, se dedicó a consentirla para que ella no sintiera la ausencia de su madre. Contrató a las mejores niñeras que se encargaban de jugar con ella a lo que se le antojara, profesores particulares que tenían prohibido corregirla aunque estuviera mal porque ese no era su trabajo y al menos cuatro veces a la semana le pedía a su secretaria que usara su limosina para llevarla a las mejores jugueterías para comprar todo lo que ella quisiera. Contrataba a los mejores chefs para que comiera solo lo más fino que podía ofrecer la gastronomía y una vez por semana podía ir al parque de diversiones, acuario, granja, zoológico que se le antojara.

Él no había tenido tiempo en esos primeros años de estar con ella ya que recién estaba comenzando su imperio; sin embargo, luego de tres años, bien pudo haberse tomado el maldito tiempo para estar con su hija. Pero no, decidió que aún no eran lo suficientemente ricos como para que su princesa viviera cómoda y feliz por el resto de su vida. Muy tarde comprendió que sus prioridades debieron de haber sido otras.

Viendo hacia atrás en el tiempo, había cometido muchos errores a lo largo de los últimos quince años, pero eso se acababa hoy.

Volvió a mirara los papeles que tenía en la mano; su equipo legal le había preparado todo y ahora solo tenía que esperara que bajara su hija y explicarle lo que iba a pasar en los próximos dos meses.

Después de una hora, su hija bajó.

-¿Ya llegó la comida, papi? Muero de hambre.- Dijo radiante dando pequeños brinquitos.

-¿Por qué tardaste tanto?- Preguntó tranquilo.

-Bueno, papi. Ya te había dicho que me siento estresad así que me preparé un lindo baño de burbujas relajantes. Me siento un poco mejor, pero aún necesito esta tarde en el spa.

Francisco soltó un suspiro y le pidió a su hija que se sentara.

-Elena, ¿Tienes alguna idea de lo que dice la prensa sobre la empresa?

-Claro, somos la mejor- Dijo con una brillante sonrisa.

Francisco bufó.

-Si somos la mejor, entonces ¿Por qué crees que los accionistas quieren vender su acciones y no tener nada que ver con la empresa?

Ella se encogió de hombros.

-Probablemente porque son estúpidos. Si aún no llega la comida, deberíamos de presentar una queja para que clausuren el restaurante- Dijo cambiando de tema a uno que le interesaba más- Tal ve deberíamos de ir al spa y pedir directamente del buffet ahí.- Dijo mirándose las uñas.

A Francisco comenzó a dolerle la cabeza pero continuó con calma; de todas formas era mejor ser directo ya que su hija al parecer no se enteraba de nada.

-Elena, hoy me dediqué a cubrir tu comportamiento en la fiesta de anoche. Gracias a varios videos que corrieron en las redes sobre tu apuesta de “¿Quién es más rápido, el patrullero o mi Lamborghini?” las acciones de la empresa cayeron un 10%. Uno de mis principales socios comerciales me ha llamado a junta para cancelar nuestro contrato y tengo a otras empresas con las que quería trabajar rechazando mis propuestas. Sé que me has mentido sobre la universidad, tus clases de arte y sobre el maldito hecho de que estás “estresada”. ¡No puedes estresarte de no hacer nada en todo el día! Vives a costa de la empresa que te estas encargando de destruir. Así que aquí está la cosa: Si tanto te gusta estar en televisión internacional, vas a ir como representante de la empresa y vas a hablar maravillas de ella, la vas a promocionar como si tu estilo de vida dependiera de ello porque ¿Sabes qué? De eso depende. No voy a darte un centavo más hasta que me demuestres que tus caprichos estúpidos se terminaron; comenzarás con este programa y luego te asignaré un puesto en la empresa para que ganes un salario como el resto de los mortales que trabajamos duro. Si después de seis meses me demuestras que has cambiado tu actitud, entonces consideraré volver a abrir tu crédito ilimitado.

-Uh… ¿Qué pasa si no soy lo suficientemente buena para halagar a la empresa y trabajar duro? - Preguntó con pánico en los ojos.

-Simple, buscas tú misma un trabajo que te dé de comer porque yo te desheredaré. - Dijo fríamente Francisco.

-¡No puedes hacer eso, papi! ¡Es tan injusto! - Dijo comenzando a llorar lágrimas de cocodrilo.

-No es injusto, ya era la m*****a hora. ¡Tienes 22 años, por el amor de Dios! A esta edad la mayoría de los chicos han tenido al menos un empleo de medio tiempo. ¿Y tú? ¡Tú ni siquiera puedes abrir una botella de agua sola! No creas que no sé que le pagas a alguien para que te siga 24/7 solo para hacer ese maldito capricho.

-Pero papá… las t***s son difíciles de abrir y yo…

-¡No hables, m*****a sea!- Dijo cortando su tontería- Escúchame con atención. El próximo mes se comenzará a emitir el programa de Atrapa un millonario. Ignora el título, es para la publicidad; tu trabajo será usar nuestros productos y enseñar cómo se usan en cada ocasión que puedas… discretamente por supuesto. Grabarás algunas cápsulas cortas y le enseñarás al maldito mundo que nuestros productos son los mejores. Ya que las grabaciones duran un mes, me darás tiempo para arreglar el jodido desastre de tu vida alocada. ¿Tienes aluna pregunta?

-Uh… ¿Eso significa que no hay un millonario en el programa que atrapar? - Preguntó desilusionada.

-Claro que no; llevarán a algún actor y lo harán pasar por millonario. ¿Qué, piensas que los millonarios tienen un mes para perder como si nada en una tontería de programa? - Dijo bufando Francisco- Ahora, enfócate. Para tener más tiempo ante la cámara necesito que hagas todo lo posible para ganar los retos…

-¿Es un juego?- Preguntó confundida- Osea que aventarán a una piscina al millonario y ¿Lo tengo que salvar o algo? ¿Cómo lo tengo que atarapar?

Francisco comenzó a rezar por fuerza a pesar de que no creía en esas cosas.

-Es un programa de concursos; por lo que sé, son doce participantes. Tienen seis retos por semana: Valor, habilidad, destreza, carisma, fortaleza y el reto sorpresa. Y no, no tengo idea de qué retos son- Dijo adelantándose a las preguntas de su hija- A lo largo de los retos, en la pantalla aparecerá un número para votar por un favorito y se supone que el resultado se da a conocer los domingos; el o la participante que menor número de votos tenga será eliminado. En el último programa se supone que los concursantes que queden tienen que adivinar quién es el millonario y el que adivine se lleva el “jugoso” premio de un millón de dólares.

-Pero… ¿Eso es muy poco, no?- Dijo rascándose la cabeza- ¿Me estas diciendo que vaya a perder mi tiempo en un programa donde quién sabe qué retos tengo que enfrentar, promocionar nuestros productos con una sonrisa y caerle bien a gente que no me interesa para poder seguir haciendo lo primero y lo segundo? ¡Uff! No, gracias. Mejor pasemos directo a mi trabajo en la empresa, dudo que ser la directora en jefe o como llames el puesto sea tan difícil. Además, ¡Tengo un lindo autfit de ejecutiva…!

Francisco interrumpió a su hija riéndose a carcajadas por lo absurda que era.

-¿Qué te hace pensar que te daré un puesto alto en la empresa?

-Porque soy tu hija, obvio. - Dijo con toda la seguridad del jodido mundo.

- No. Te daré uno de los empleos peores pagados en la empresa y luego, con mucho trabajo, puedes ir ascendiendo como todos los demás. No te voy a dar un trato preferencial solo porque seas mi hija. Ya lo hice por muchos años y mira lo que pasó: No estás haciendo nada con tu vida. Tal vez, con suerte, puedas aprender la lección de humildad que tanto te hace falta en los próximos meses.

-Bueno, pues ya está. Entonces no quiero hacer nada de eso y te voy a demandar por maltrato- Dijo mirándose las uñas.- Cuando el juez escuche todas las cosas horribles que me quieres hacer pasar, estoy segura de que yo ganaré y tendrás que volver a abrir mi cuenta bancaria.

-Eres divertida… e ingrata. Lástima que, por desgracia para ti, ya hayas firmado el contrato en el que te comprometes a ir en representación de nuestra empresa al programa, ganar y luego regresar a trabajar para mi o quedarás fuera de mi testamento, así como también dejarás de recibir un solo centavo mío mientras viva. De hecho, también aceptaste volver a poner a mi nombre las casas y autos que te regalé y que generosamente vivirás en una pensión que TÚ te pagarás con TU salario; así como tus comidas, ropa y diversión… si es que acaso te sobra dinero para eso- Dijo con una sonrisa brillante. – Esta es tu primera lección de la vida real: Nunca firmes nada sin leerlo primero. Ahora, te he traído una pequeña maleta – Dijo yendo al amplio salón y tomando la maleta- Tienes cinco minutos para meter algunos cambios de ropa que llevarás al programa junto con dos o tres pares de zapatos. Elige con cuidado porque no podrás meter o quitar nada; todo lo demás que quede en tu habitación será vendido y las ganancias que saque por tu pequeño palacio serán donadas a la caridad.

-¡Qué! ¡No puedes hacer eso! ¡Definitivamente te demandaré!- Dijo haciendo una rabieta su hija.

-Excelente idea. Ya que piensas que tienes el dinero suficiente como para pagar un abogado que se enfrente a mi equipo legal, ¿Por qué no también contratas un contador que te diga el valor total al que ascienden tus caprichos anualmente y luego me regresas cada centavo? Legalmente, dejaste de ser mi obligación desde hace cuatro años, por lo que seré generoso y no te cobraré tus excentricidades de antes de los 18.

-¡Por supuesto que no te devolveré nada! ¡Son tus regalos, papá!

-Corrección, eran mis regalos… y ya has firmado para devolverme el dinero total de los últimos cuatro años que he gastado en ti en caso de que no quieras cumplir con el contrato o que hagas alguna tontería como…- Y regresó a la mesa donde se encontraban los palees y buscó una hoja en específico- “emprender acciones legales contra tu progenitor”. Ajá, ese sería yo.

-Yo… yo… ¡Arg! De acuerdo, entraré al estúpido concurso.

-Genial. Cinco minutos, ropa cómoda y linda. Recuerda que estarás en televisión.

Cinco minutos exactos después su hija bajaba con mucho trabajo la maleta y la llevaba hasta la puerta.

-Aquí está. – Dijo secándose el sudor- Ahora, ¿Crees que podamos ir a ese spa?

-¿Qué? – Preguntó confundido su padre. No creía haber escuchado bien.

-Que si podemos irnos al spa ya. Tengo hambre y mis músculos se volvieron a tensar por bajar esta pesada maleta yo sola. Mi baño de burbujas que para nada- Dijo con un suspiro derrotado.

Francisco la miraba con incredulidad, era como si la última media hora no hubiera ocurrido para su hija. Comenzó a dudar sobre su intelecto y se prometió a si mismo que le haría ir a visitar a un buen doctor para revisarle sus facultades mentales.

-Por supuesto que no. Te quedarás a vivir y comer en la pensión que ya te he pegado este mes y luego estás por tu cuenta durante el programa y hasta que se cumpla el plazo de seis meses.

-Uh… ¿Y, ahí tienen italiano?

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Quince días antes…

-¡Wow! Mi padre nunca ha hecho algo así- Dijo Emilia Hoert, mejor amiga y heredera de una de las mejores industrias de autopartes del mundo.- Me ha estado dando la lata para que conozca a algún CEO importante del mundo de los autos para que me case con él y podamos formar un imperio, pero ¿Un programa de televisión? Eso suena bastante loco.

-¡Lo sé!- Dijo tirándose a la tragedia Elena. Estaban en un pequeño y exclusivo restaurante tomando el té de la tarde. Cuando Emilia se enteró de la situación de su amiga, enseguida la buscó para apoyarla y escuchar la historia completa.

Hace unos días ella se encontraba en un baile de recaudación de fondos y escuchó decir a Laura, una de sus amigas en común, que Elena se encontraba en una horrible situación pero no dio más detalles, para disgusto de Emilia. Así que decidió ir directo a la fuente para saber la historia completa.

-Y ¿Qué piensas hacer?- Dijo echando un vistazo a su I*******m donde acababa de publicar una foto de su té con una frase motivacional de m****a. A sus miles de seguidores les había encantado, obviamente.

-Aún no lo sé, no puedo seguir viviendo sin mi comida italiana. La horrible mujer que es dueña de mi habitación solamente cocina pollo sin sabor- Dijo arrugando la nariz.

-Entiendo, debe ser horrible- Dijo Emilia tratando de sonar sincera. Realmente pensó que el chisme sobre la “horrible situación” de Elena sería más interesante. Como un embarazo o algo así. Cunado terminó su té pidió que le llevaran otro; se quedaría hasta terminar su segundo té y luego se iría cortésmente.

-¡No te lo imaginas! Esa habitación es tan pequeña que solo cabe una cama y un pequeño escritorio. Ya he vivido quince horribles días castigada, ¿Por qué debo seguir así? No es mi m*****a culpa que la empresa de mi padre se caiga a pedazos por unos cuantos videos sensacionalistas y algunos rumores infundados…

-Aquí tiene su té, señorita- Dijo una voz amable.

-Déjalo ahí, ¿No ves que estamos en medio de algo? - Dijo exasperada Emilia con su mesera.

-Lo siento señorita- Emilia volteó a verla con fastidio cuando ésta siguió caminando a la siguiente mesa al dejar su té. Se quedó congelada al notar algo extraordinario. ¿Cuáles eran las malditas posibilidades?

Emilia pateó debajo de la mesa a Elena y ésta soltó un pequeño chillido de dolor.

-¿Qué diablos, Emilia? Eso me ha dolido. - Dijo con voz enojada.

-Mira a la camarera. -Dijo sin quitar los ojos de ella. Escuchó el resoplido de Elena y luego otro resoplido.

-¿Qué? No es la gran cosa. Dijo molesta.

-¡Ponle atención! Si pintamos su cabello rubio de negro ¡Sería tu copia exacta!-Dijo emocionada Emilia.

-Ajá, creo que veo el parecido si tuviera algunos kilos menos.- Dijo Elena encogiéndose de hombros.

Emilia no podía creer lo idiota que podía llegar a ser Elena. Así que le explicó con manzanitas un buen plan que se le acababa de ocurrir. Si todo salía bien, ella tendría un jugoso secreto con el que chantajear a Elena en un futuro cuando valiera la pena.

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