Mi nombre es Serena Maxwell McNamara, soy una mujer como cualquier otra, con un trabajo que me gusta, un hombre que me quiere y sobre todo amigas que me apoyan incondicionalmente y bueno una familia que me apoya y comprende pues saben que no soy una chica normal.

          Si cuando hablo de familia no solo hablo de mi padre, que es el único familiar que me queda de sangre, tras un incidente del que les hablare más tarde, pues quisiera contarles mi historia.

          Pero para ello debo viajar en el tiempo, en mi memoria a cuando todo esto comenzó y que hoy me hizo la mujer que soy.

          Déjenme contarles solo unos detalles antes de comenzar a contarles mi historia.

          Mi padre es Jhon Maxwell, un empresario que empezó desde cero y que con empezó ha logrado llegar a la cima del mundo de los negocios, su empresa comenzó como una empresa de computadoras y programas informáticos, cuando las computadoras eran solo privilegios para los ricos y las empresas. Entrando en el mercado cuando Appel, IBM y otras ya estaban posicionadas en el mercado. Así que comprenderán porque su lucha por mantenerse en el negocio y los incidentes subsecuentes lo llevaron a sobreprotegerme de forma exagerada, tanto que resultaba asfixiante y lo llevaron a aceptar cosas que de otro modo no habría aceptado como el hecho de aceptar la imposición de una tutela del estado cuando no era necesaria y podía pelearla en la corte.

            Mi madre era Selena McNamara Maxwell, ella fue una de las graduadas de la universidad de Stanford más recordadas por sus facultades y habilidades como abogada, ella trabajaba como asistente del Fiscal Federal y era una de las mejores y muy temida por los criminales, pues no perdía nunca un caso.

            Eso desgraciadamente la llevo a una muerte violenta cuando yo era pequeña, afectando mi vida no solo con la perdida de mi madre y otros parientes, sino que me llevo a llevar a cabo ciertas acciones que resultaron en la tutela del estado de la que antes les hable.

            Como dije no soy una mujer como cualquier otra, ¿Qué me hace diferente? Nada, solo el ser una McNamara, pero ¿qué significa eso? Pues muy simple, soy una Highlander, pero si bien nunca he vivido en las duras y difíciles montañas de Escocia, fui preparada para ello y mucho más, fui entrenada en el llamado “Legado McNamara”.

            Tras decirles todo lo anterior creo que es momento de que les cuente mi historia y un poco más.