Ciro, sintiéndose en mejor condición, estaba de pie frente a las botellas de licor, tan variadas, que guardaba en su bodega, sin conseguir elegirse por una. Tomó una pequeña botella con forma casi cuadrada y la ojeó, era un vodka Absolut. Pensó por un momento y luego la regresó a su puesto, en su opinión era una bebida que tomarían para pasar un buen rato, y esta no era dicha ocasión.
-¿Me llamaba, señor? -hizo acto de presencia una de las empleadas domésticas. Ciro apenas apartó los ojos de las estanterías.
-Sí. Tráeme a Brahim, tenemos asuntos que tratar. -ordenó inexpresivo.
Rodeó la mesa redonda del centro y se posó frente a otra estantería. Vio vinos y cocteles, licores que tampoco tenían mérito en la reunión de hermanos, eran bebidas muy suaves, para adormecer sus sentidos y Ciro ne