(noviembre 1, 2017, Cd. de México)
(Marina)
Sentí una ligera caricia en mi cabeza y me moví y al hacerlo escuche un ligero suspiro, moví mi mano y sentí como se movía y recordé que Alejandro estaba en mi cama.
No puede ser, a pesar de acostarme del otro lado de la cama, me moví y ahora estoy sobre su torso y él me está abrazando, puedo escuchar los fuertes latidos de su corazón bajo mi oído, me muevo un poco más y me acomodo en el hueco de su hombro sin perder el delicioso abrazo, mientras abro los ojos y suelto un suspiro.
-Buenos días.- Me dice sonriendo
-Hola – le respondo sonrie