Rosa…
“Rosa, Rosa, despierta”. Oí que alguien me llamaba por mi nombre. Abrí los ojos y me encontré con Briggita.
¿Dónde estaba? ¿Qué hacía ella en mi apartamento?
Abrí los ojos de par en par y me levanté de un salto al darme cuenta. Ay, no. Me quedé dormida en la oficina.
Miré hacia abajo y me di cuenta de que estaba en el sofá. Qué raro. Hubiera jurado que estaba en la silla de mi escritorio. Fue entonces cuando mis ojos se posaron en algo. Una chaqueta estaba sobre mi cuerpo, y no una chaqueta cualquiera, sino la chaqueta del señor Black. La que llevaba puesto ayer. ¿Significaba eso que fue él quien me cargó hasta el sofá?
“Rayos, tengo que ir a casa a cambiarme. ¿Cuánto tiempo tengo?”, pregunté al darme cuenta de que no podía quedarme con la ropa de ayer puesta
Brigitta miró su reloj. “Una media hora. Si te das prisa, puede que llegues a tiempo. Le diré a Ashton lo que pasó en cuanto llegue”.
“¿Qué? Se enfadará cuando se entere de que me quedé dormida en la oficina”. Empezab