Desperté un poco aturdida, ni siquiera me acordaba de lo que había pasado, solo sabía que estaba en la antigua habitación de Leonardo, la que alguna vez compartimos.
_ ¿Qué sucedió? – pregunté sonriendo y tratando de apaciguar la mirada de tristeza de Leonardo.
_ Te desmayaste. – respondió. – No debimos venir, Camila, y tampoco debimos hacer el amor así. – mencionó.
_ ¿Así cómo? – pregunté, no entendía por qué estaba diciendo