Theo observó fijamente a los hombres y se llevó las manos a la nuca, se pasó la lengua por los labios y sonrió antes de recargar su espalda en el auto. Gruño y se quitó el molesto casco al igual que el pasamontañas.
— ¿En verdad creyeron que podrían robar dos lugares seguidos? ¿Son estúpidos?— preguntó riendo.
—Déjalos — comentó Adam.
—Son estúpidos —susurró Theo. — Por cierto—susurró Theo antes de alejarse del auto, se acarició la barbilla y observó al hombre de ojos azules— ¿Viste a la hermosa mujer? —preguntó.
Adam lo observó y trag&o