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Theo se acercó levemente hacia aquel hombre, dando pequeños pasos que iban cargados de ira y frustración. Ver a aurora pidiéndole ayuda le había revuelto el estómago por completo porque sabía que la situación en la que ella se encontraba era su culpa. Era su culpa por la simple razón de haber permitido que aquel hombre entrar, subir dejado la puerta cerrada como se encontraba, ella no estaría herida mucho menos suplicándoles para que lo dejaran en paz.

—Conoces perfectamente las reglas, sabes que no tienes que dañar la mercancía, no debes de tocar a las mujeres que no son tuyas y sobretodo no debes de comportarte como si fueras el maldito dueño de este lugar. No sabes lo que me molesta tener que estar aquí perdiendo el tiempo con un imbécil como tú, tocaste mi mujer y no pienso quedarme con los malditos brazos cruzados. Tú decides dónde qu

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