─ ¿A dónde me llevarás? ─pregunte al subir a la camioneta.
─ Al infierno.
─ ¿Sabes qué tus sarcasmos a veces me asustan un poco?
─ ¿Por qué? Yo sé que te gusta todo, absolutamente todo de mí ¿O me equivoco?
─ No, no te equivocas.
Ambrose arrancó el auto y se mantuvo conduciendo todo el trayecto en silencio, me limité en mirar por la ventanilla algunos lugares que ni había podido ver desde que llegué a París, pero tampoco quería decirle a Ambrose sobre esos lugares, sé que ahora estábamos pasando por un momento del cual el no tenía idea sobre las amenazas que recibió hacía mí.
─ Estás muy callada y eso es algo nuevo ─soltó.
─ Estaba pensando.
─ ¿Pensando en qué?
─ No lo sé, muchas cosas qu