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Punto de vista de Ian

“Mi Señor… soy Aldric. Lo encontraron… en el bosque. Está muerto”.

En el momento en que escuché las palabras, todo se congeló. Estaba revisando los planes finales de defensa para las fronteras del norte cuando uno de los guardias irrumpió en la habitación, sin aliento y pálido como si hubiera visto un fantasma. Ni siquiera necesitaba que hablara; sabía que algo andaba mal. Pero cuando lo hizo, las palabras que pronunció no tenían sentido al principio.

La habitación a mi alrededor pareció desaparecer, dejando sólo el eco de sus palabras flotando en el aire. ¿Muerto? ¿Aldrico? ¿El mismo Aldric que se había sentado hoy con nosotros en la cámara del consejo, discutiendo sus puntos habituales, siendo su habitual exasperación? Era imposible. No lo creí.

Me puse de pie, con la voz tensa por la incredulidad. “¿Qué quieres decir con que lo encontraron? Aldric estuvo justo en la reunión con nosotros”.

El guardia negó con la cabeza y le temblaban ligeramente las manos.