Antes de entrar dentro del imponente edificio me paro en la entrada, respiro hondo para calmar los nervios y adelanto un pie armándome de valor. Nunca es fácil llegar a un sitio nuevo.
En recepción una simpática chica me indica donde tengo que ir y me entrega una placa con mi nombre y un código de barras que debo pasar todos los días por los escáneres. Pues si que tiene seguridad este sitio.
Cuando llego a mi planta me recibe una mujer mayor con unas gafas escandalosamente gruesas.
-Tu debes de ser Emma Connor.
-Si, soy yo.
Tiene una aire de superioridad profesional que con total seguridad se debe a sus muchos años de experiencia. Me dejo guiar por ella a través del pasillo hasta que se para delante de una puerta donde está escrito mi nombre. No puedo creérmelo, voy a tener mi propio despacho.
-Aquí trabajarás. Yo estoy en la puerta de al lado, para cualquier cosa que necesites.
-Muchas gracias.
-Ahora vendrán con todo el papeleo