—La familia Carmona, ¿me perdonarán? No lo sé, y sinceramente, no tengo miedo en absoluto.
—Pero ahora, no tengo la intención de perdonar a estos dos despreciables aprendices.
—¡A la acción, no los dejen escapar!
Christian resopló fríamente.
Con su orden, Adrián no dudó y lanzó dos patadas consecutivas, golpeando fuertemente las espinillas del periodista y el hombre de rostro largo.
Con dos crujidos nítidos, ambos hombres soltaron gritos de dolor como cerdos degollados.
El dolor los dejó pálidos, con sudor frío en la frente, a punto de desmayarse en el acto.
—Muchacho, ¿te atreves a herirme?
—Espera y verás. Tarde o temprano, La familia Carmona y Amadeo te destruirán, no te quedará dónde morir.
El hombre de rostro largo, soportando el dolor en su pierna, miró ferozmente a Christian.
Obviamente, se consideraba a sí mismo como un descendiente de La familia Carmona y nunca consideró a Christian y Grupo Artístico como dignos de su atención.
No creía que un simple Christian y Grupo Artístic