Con la increíble destreza de Leonardo, que se acercaba al pináculo de gran maestro, ni siquiera Andrea, un prodigio marcial superdotado, podría enfrentarse a él, y mucho menos Christian.
Christian desafiando a Leonardo con un solo dedo ya no era solo arrogancia, sino una completa locura.
—Rápido, derrota a este chico —exclamó Leandro emocionado a un lado, mirando a Christian con odio. Sabía que Leonardo era uno de los mejores en la familia Gallegos y que su habilidad superaba con creces la de un joven como Christian. Si todo iba según lo planeado, un solo golpe de Leonardo podría dejar a Christian medio muerto.
—Esto se acabó —murmuró la secretaria mientras veía la escena con un rostro pálido y un corazón lleno de desesperación. Aunque no sabía cuán hábil era Christian, estaba claro que no tenía ninguna posibilidad contra la formidable familia Gallegos. Además, ahora estaba del lado de Christian y los otros dos, por lo que su destino estaba inextricablemente ligado al de ellos. En este