Aun así, tendría que hablar con Jorge sobre Marta de antemano.
Lucía retiró de inmediato la mirada, justo cuando iba a avanzar, chocó con alguien y le tiró el agua que llevaba en la mano.
—Perdón, perdón —Lucía ayudó a limpiar las manchas de agua mientras tímidamente se disculpaba.
—No pasa nada, sólo es un poco de agua —una suave voz sonó.
Lucía levantó la cabeza estupefacta, vio a un hombre que sonreía parado frente a ella.
La sonrisa del hombre era muy suave y cálida. Aunque lo salpicaron con agua no estaba para nada enfadado, al contrario, se mantenía muy tranquilo. Madurez y estabilidad fue la primera impresión que Lucía tuvo de este hombre quien tenía el encanto único e indescriptible de un hombre de treinta años, con el que ni siquiera Jorge podía compararse.
El hombre vio rápidamente que Lucía lo miraba desconcentrada. Sonrió y alargó la mano con la intención de ayudar a Lucía a apartarse el pelo de la cara, pero acababa de extender la mano cuando se dio cuenta de que su movimi