58. Estoy aqui, mi amor
Mauro
Arriesgó su vida.
Supo lo que hacía y no le importaron las consecuencias de aquel inesperado arrebato.
La bala iba destinada al corazón de la joven rusa, y aunque todos lo advertimos, Luigi fue el único capaz de reaccionar.
Empujó a Dasha al interior de la suburban y recibió el impacto mirándola a los ojos, orgulloso de lo que había hecho.
Estuve seguro de que si en ese momento la muerte lo hubiese alcanzado, se habría entregado a ella satisfecho.
— ¡Luigi! —gritó, horrorizada y se inclinó hacia adelante para cogerle del rostro.
El joven esbirro sonrió anonadado con su belleza, estiró su mano y tocó las mejillas de la cría con tanta delicadeza que parecía tener miedo de romperla.
Cerró los ojos sabiendo que desfallecería bajo el calor de su contacto.
Miré a mí alrededor, el polígono se había convertido en un puto cementerio.
. . .
Analía
« Villa Re. Luigi está herido » había descrito Mauro en aquel mensaje minutos antes.
Empujé las puertas del hospital con el corazón en la garga