"Realmente podría verme enamorándome de ti", continué en voz baja.
"Sera..." su voz era suave, encendiendo escalofríos de placer por mi espina dorsal, pero aún no había terminado. Tenía que sacarlo todo antes de que flaqueara.
"Yo... yo no quiero huir. No quiero irme, pero tienes que entender que