El hombre que me había hecho temer hasta la medula de mi cuerpo y después me había consolado mientras lloraba, para después decirme que nos casáramos, me sonríe cuando después de tantas vueltas, acepto casarme con él.
Y como si fuera poco, me extiende su mano, la cual tomo con miedo, pero, a pesar de que podría hacerme cualquier cosa, lo que hace es ayudarme a bajarme de la cama. Antes de poner mis pies en el suelo, él estrecha nuestras manos sonriéndome.— Me alegra que aceptes finalmente que serás mi esposa. — dice el señor Every.— ¿Tenía otra opción? — pregunto y él me sonríe negando.— Es evidente que no. — dice el señor Every y yo me siento atraída por una fuerza magnética que desconozco.Es como si su sonrisa y cercanía, creara un campo magnético que n