Mi corazón di un brinco, estábamos tan aceleradas que no nos percatamos de su presencia, mi pulso se acelero y comencé a respirar forzosamente, por lo que tuve que regular mi respiración, con ejercicios para asmáticos.

—¿Quieres matarnos de un susto, tonta?—espetó, mi repetida imitaba mis acciones mientras reía, Angie que nos miraba divertida no paraba de reír a todo pulmón, menudo susto.

—¡Serás boba!—regañe, mi respiración regreso y sentí un gran alivio, me volví hacía una tienda que había dictaminado detrás de Celes.

—¿Que se supone que hacen aquí, gemelas?—inquirió con intriga altamente notoria.

—¿A que vienes tú a un centro comercial, Ann?—ironicé, es una pregunta muy obvia que no puede ser contestada con más que sarcasmo.—, Celes quiere comprar un caballo.

—Ja, ja, ja.—ironizó con mas sarcasmo y alargando cada sílaba, rodó sus ojos con gran molestia, mirándome con bastante aburrimiento e irritación. —, Digo, el alfa dio órdenes de no dejarlas solas en ningún momento, de protege