Francisco
¡Esto es increíble!, no puedo creer que me encuentre en tal posición, cumpliré con lo que me han encomendado y me largaré de aquí.
No sé por qué diablo me preocupo, no es mi asunto, ni me interesa. Debería estar en mi aposento disfrutando de la compañía de unas hermosas damas y mucho alcohol de por medio.
He cubierto mis heridos, debo reconocer que he tenido mucha suerte, aún no puedo creer que esa mujer a la que detesto haya salvado mi vida. ¡Por supuesto!, necesitaba un guardaespaldas, no ha tenido otra opción.
Envié a unos hombres para hacer un rastrillaje y elegir un mejor lugar para entregar a Isabella y aún no han regresado.
Me dirijo hacia la puerta, ya son altas horas de noche y aún se encuentra sentada en el mismo sitio. Imagino que debe ser duro para ella, pero amar duele, por eso prefiero citas de una sola noche.
Observó a uno de mis hombres acercándose.
-Señor, hemos encontrado un lugar perfecto, se encuentra cerca de una capilla, antes de llegar a la ciudad del