Isabel se dio la vuelta y se abrazó al muslo de su madre mientras lloraba. “Mami, no quiero volver con él. Quiero quedarme contigo”.
Liam no dijo palabra alguna ni hizo nada. Se limitó a permanecer al lado de Sylvia sin expresión alguna.
Sylvia le sonrió a Odell y le dijo: “Odell, todavía quieren jugar un poco más. ¿Puedo acompañarlos un poco más?”.
Su tono mostraba un evidente halago.
Odell apretó los labios.
Antes de que pudiera decir algo, Tristán intervino: “Amo Odell, aún es temprano. Sé que usted y Sylvia han terminado, pero ella sigue siendo la madre de los niños. Tiene derecho a acompañarlos”.
La expresión de Odell se volvió aún más fría. Esbozó una sonrisa y dijo: “Tienes razón, pero yo decido si ella tiene derecho o no”.
Tristán se quedó callado.
Odell le lanzó una mirada a Sylvia. “Lo diré una vez más. Lleva a los niños dentro”.
Su voz sonaba fría e incluso había adquirido un tono dictatorial.
Sylvia estaba acostumbrada a su tono, así que para ella no era